El significado esotérico de la
Pascua Florida – Hemisferio Norte
Autor:
Fr. R+C Cristian Bernard
Cortesía:
CARLOS NAPOLEON DEL CARPIO
Queridos fráteres y
sórores: He venido con el inmenso placer de siempre a la Sede Suprema de nuestra Orden, en
esta época cuando todos los Rosacruces del mundo celebramos el Año Nuevo
Rosacruz. Entre Las tradiciones relacionadas con la primavera, hay una que está
muy próxima. Por lo tanto, quiero aprovechar esta oportunidad para hablarles
acerca del esoterismo involucrado en la celebración de la Pascua Florida, a fin
de recordarles algunos principios elementales de esta tradición.
Las referencias que hago
sobre religiones y, particularmente, de la religión Cristiana, no deben ser
consideradas en modo alguno comentarios parciales, sino que representan simples
hechos pertenecientes a lo que los místicos llaman "Tradición" en el
más amplio sentido de la palabra.
Para empezar quiero
citar un breve relato escrito hace algunos años por una niña de doce años de
edad, por entonces miembro de la Orden Juvenil Rosacruz. En este mensaje deseo
rendir tributo a todos los niños que han ingresado en el Sendero del Misticismo.
El titulo de este texto es:
La Primera Pascua Florida del Mundo
"La tierra
despertaba lentamente de su letargo invernal. La oscuridad se iba disipando
poco a poco. La nieve había desaparecido ya y los enormes bloques de hielo, que flotaban aún sobre las aguas, se derretían lentamente abasteciendo de agua fresca los ríos, los arroyos y las cataratas. El Sol calentaba de
nuevo la tierra, de la cual se elevaba una bruma transparente.¨
"¡Un estallido de
fecundidad invadió el ambiente y todo empezó a transformarse! El cielo se tornó rosa y azul, el aire se sentía fresco y embriagador. Unos cuantos aguaceros más, unas cuantas ráfagas más de viento, ¡y ocurrió el milagro!¨
"Una extraordinaria
alborada se abrió como una rosa deslumbrante, centelleante y llena de colorido irrumpieron en el aire tañer de campanas y trinos de aves, y las flores despidieron su delicado aroma. Todo retoñaba; todo florecía; todo
tenía vida sobre la faz de la Tierra. Empezaba un nuevo año: era la alborada de
un nuevo ciclo. La savia henchía las ramas de los árboles; los brotes
estallaban abriéndose bajo el suave calor de la luz del Sol. La tierra se
vistió de verde y de flores de muchos colores. Los animales salieron de sus
refugios de invierno y buscaban a sus parejas; los más jóvenes retozaban y
saltaban; y los polluelos se estaban incubando. "Era el triunfo del Sol,
del Amor y de la Primavera.
¡Era la primera Pascua Florida del mundo!"
Desde tiempos
inmemoriales, los festivales de primavera han festejado el despertar de la
Naturaleza y la aparición vivificadora de la luz y el calor del Sol. Esos
festivales representan, de una manera simbólica, el ciclo evolutivo de la vida
divina.
Para los israelitas, el
"Cruce del Mar Rojo" forma la base de una de las celebraciones más
importantes del año (La Pascua de los hebreos) que es observada el catorce del
mes de Nisan (el primer mes del calendario eclesiástico judío). Fue durante la
celebración de la Pascua judía, que los cristianos llaman "La Última
Cena" o "La Cena del Señor", cuando fue instituido uno de los
grandes sacramentos de la iglesia: la Eucaristía.
La fortificante luz del Sol
Inspirada por el curso
que sigue el Sol, la liturgia trata tanto del ciclo cristiano como del ciclo
astronómico. Tras recibir la luz atenuada del invierno en Navidad, nos llega la
vivificante luz en la Pascua Florida. Nacidos en el mundo terrenal en Navidad,
cuatro meses más tarde atravesamos el misterioso umbral, liberándonos de las
pasiones que impedían nuestra regeneración divina. Por lo menos, este podría
ser el proceso de la regeneración.
La
Biblia declara: "El alma del hombre está en su sangre".
Sin embargo, el hombre tiene que conquistar una vida más elevada: ¡la vida
espiritual! Si no libera su alma, no podrá alcanzar esa vida. Así como el
alquimista trata de trasmutar el plomo en oro puro, así también el místico
tiene que liberar su alma de las impurezas que se adhieren a ella.
La vida surge de la Muerte
El periodo pascual que
cubre, además de la Semana Santa, el tiempo de la Cuaresma (el periodo de
preparación), nos invita a percibir los signos de nuestra propia regeneración.
Nuestro cuerpo físico muestra una ansiedad similar a la que siente el alma
cuando desea evolucionar. El tiempo de Cuaresma es el periodo de purificación
necesario y que todas las religiones han instituido a su propia manera. El
hígado, el órgano que regula la circulación mediante un proceso llamado
"función marcial", experimenta entonces varios desórdenes que afectan
todo el organismo.
Es por eso que se nos
aconseja comer ligeramente, lo cual es favorable para hacer un examen de
conciencia y sentir el deseo de liberarnos. Se nos recomienda que después de
comer productos de invierno, como frutas secas, comamos diente de león. Esta
planta (comestible sólo durante unas cuantas semanas, desde el final del
invierno hasta que empieza la primavera) ayuda a renovar las células de la
sangre y sus propiedades diuréticas son muy beneficiosas. Una vez que todo el
ser está purificado, puede compartir el impulso vital que vibra en toda la
Naturaleza.
Estudiemos ahora la costumbre
norteamericana de los huevos de Pascua, la que parece ser demasiado ajena a la
celebración religiosa que es muy antigua.
La doctrina órfica alude
al huevo en la revelación original, y su significado esotérico resulta tan
primordial como el símbolo de la cruz. Tanto el símbolo del huevo como el de la
cruz tuvieron su origen en el primer concepto religioso que tuvo la humanidad.
En la religión órfica, el huevo representaba la fuente del Ser, el origen de la
vida, el principio de la Humanidad y de la Naturaleza. Ese es el porqué este
símbolo se encuentra en la iglesia primitiva. En las tumbas de antiguos
cementerios cristianos se han descubierto huevos de mármol, similares a los
huevos de gallina.
Además, se ha observado
que en dichas tumbas también había cascarones de huevo, probablemente restos de
las fiestas en las que los huevos eran el platillo principal. San Agustín dijo
que los huevos de mármol fueron símbolo de la resurrección del cuerpo. El
misterio de la vida surgiendo de la muerte (de la muerte seguida por una vida
nueva) fue también el dogma fundamental de la iniciación órfica. Y todo este
misterio, que parecía oculto dentro del huevo, constituyó el punto principal y
el cimiento de todos los cultos existentes. Pero, ¿en dónde se originó la idea
de pintar los huevos?
"Los antiguos
representaban de manera simbólica los “Huevos de los Misterios”, mitad blancos y mitad negros: blanco como el color de la vida; negro como el color de la muerte; así pues, simbolizaban los dos aspectos de la vida inseparablemente unidos, con lo cual se enseñaba que la vida dentro del organismo es el resultado de una fuerza que crea y luego destruye para crear de nuevo".
Símbolos tradicionales
En las religiones
primitivas pertenecientes a la Época Prehistórica, todas las
"diosas-madre" tenían como símbolos y atributos al huevo y a las aves
que viven en el agua. Todos conocemos bien la leyenda del cisne de Leda y la
del ganso de Juno que salvó el Capitolio.
Muchos de los objetos
utilizados para el culto y como ornamentos (floreros, jarrones, lámparas, etc.)
tenían forma de huevo o estaban adornados con figuras de aves. El Cáliz Dorado
en forma de huevo es la copa sacramental en la cual el iniciado bebe agua,
símbolo de la vida vegetal, mezclada con vino, la bebida de Dionisio que
simboliza a la fuerza generadora.
La vida está contenida
durante corto tiempo dentro de una forma efímera. Es necesario que esta forma
sea destruida, que el huevo se incube, para que el ser pueda renacer libre en
una nueva existencia, de allí el significado simbólico de la combinación de los
dos colores: blanco y negro.
Un viejo adagio dice que
"un huevo puesto el Viernes Santo, siempre permanece fresco". He
escuchado tantas veces este adagio, así como otro que dice que "un huevo
puesto el Viernes Santo induce a la restauración", que decidí experimentar
con este fenómeno. Ahora puedo afirmar que después de muchos meses, el huevo
todavía era comible.
Triunfo y putrefacción
Pese a que el huevo está
relacionado con las festividades de la Pascua Florida, esta costumbre pertenece
a una antigua doctrina pagana que fuera adoptada por la cristiandad: "No
he venido a destruir la ley, sino a restaurarla". Los perpetuos símbolos
antiguos se mezclaron tan perfectamente con los nuevos ritos, que las antiguas
creencias han trascendido. Los conceptos de "vida-muerte-renacimiento"
implican fatalismo. En la Pasión vemos a Cristo obedeciendo la Ley antes de que
El venciera finalmente a la muerte a través de su sublime sacrificio. Para
muchos cristianos, este triunfo no significará mucho si persisten en
concentrarse sólo en lo físico.
Algún día, nuestros
restos mortales tendrán la misma suerte de los viejos ropajes que se vuelven
inservibles. Sin embargo, sabemos que durante la vida, a medida que nuestro
cuerpo se va deteriorando nuestra alma atraviesa por una transformación
opuesta; se purifica y se enriquece al adquirir nuevo conocimiento. Durante la
juventud nuestra alma disfruta de la vida física pero, a medida que el tiempo
pasa, se va apartando poco a poco de ésta y cada vez adquiere mayor capacidad
para establecer contacto con el plano espiritual. Por lo tanto, el propósito de
la iniciación es acelerar este proceso y acostumbrarnos, aquí y ahora, a la
vida espiritual.
La Pascua Florida se
celebra el primer domingo después de la luna llena de Aries. Durante los
primeros siglos, sólo los neófitos eran bautizados el Día de Pascua Florida, en
tanto que a los catecúmenos se les bautizaba más tarde, el Domingo de
Pentecostés.
Durante la Edad Media,
en la Pascua Florida se echaban a vuelo todas las campanas y las iglesias eran
iluminadas profusamente. Las casas eran rociadas con agua bendita y se bendecía
al cordero antes de servirlo durante la cena. Los hebreos sacrificaban al
primer cordero nacido en el rebaño y no era hervido, sino asado. El pan que se
comía junto con el cordero pascual tenía que ser ázimo.
Regeneración y resurrección
Aries es un signo de
fuego. Para los hindúes el fuego es Agní, y es reverenciado tanto como un dios.
Todos conocemos la importancia que tiene el fuego en la civilización. Desde
fechas muy antiguas se tuvo la idea de que el fuego es una merced divina: es
por eso que todos sentimos la imperiosa necesidad de aparecer puros ante el
Fuego, y participamos en la fiesta de Pascua Florida sólo después de habernos
purificado mediante un sincero examen de conciencia, el cual complementa la
purificación del cuerpo durante la Cuaresma.
En la iglesia, el cirio
pascual representa la imagen de Cristo; la cera es Su cuerpo; la mecha, Su
alma; y la llama, Su divinidad. El símbolo completo conmemora la unión de Su
naturaleza divina y Su naturaleza humana. Encenderlo en la Pascua Florida
simboliza Su resurrección. Más que una representación pictórica, esta imagen
está viva.
Los primeros cristianos
bendecían el fuego nuevo en la noche de Pascua Florida, porque creían que el
fin del Tiempo ocurrirá durante esa noche. El fuego nuevo de esta noche mística
simboliza el Día Eterno, cuando ya no tendremos que desear la Luz Divina pues
ella nos estará alumbrando ya. Sin duda alguna, los Rosacruces conocerán el
antiguo rito titulado "Pascua Florida de las Rosas". En tiempos
antiguos, el domingo siguiente al Día de la Asunción (esto es, después de
haberse consumado la encarnación) el Papa leía en Roma una homilía, o discurso,
anunciando a la gente el advenimiento del Espíritu Santo. Mientras pronunciaba
las palabras "Espíritu Santo", caían rosas desde el cielo abierto de
la Rotonda, ya que esta reunión se llevaba a cabo en el Panteón de Agripa. En
todos los demás lugares, esta práctica se celebraba el domingo de Pentecostés.
Durante el periodo de la
Cuaresma se regeneran nuestro cuerpo, nuestras células y nuestra psiquis. Con
el ejercicio que presentaré a continuación ayudaremos a acelerar este proceso y
participaremos en el florecimiento de nuestro Ser Interno, esto es, del
elemento divino de nuestro corazón psíquico.
Nuestros pensamientos
positivos de amor y de luz se difundirán alrededor nuestro, de los Fráteres y
Sórores congregados aquí, de nuestros seres queridos y sobre toda la faz de la
Tierra. Para poder disfrutar plenamente de esta regeneración, primero debemos desechar
de nuestra mente toda la negatividad que hemos ido acumulando durante los
últimos meses. Nuestros pesares y penas deben desaparecer, porque los
pensamientos negativos no se expandirán por el mundo (por lo menos, no hasta
que se hayan transformado) porque este es nuestro deseo como místicos y es el
deseo de los Maestros aquí presentes.
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