La
Astrología Una De Las Siete Artes Liberales
Y las
Glándulas Endocrinas
Las glándulas Endocrinas y sus regentes
CARLOS NAPOLEON DEL CARPIO
Introducción
La Astrología fue una de las siete ciencias sagradas cultivadas por
los iniciados del mundo antiguo. Fue estudiada y practicada por todas las
grandes naciones de la antigüedad. Los orígenes de la
especulación astrológica se obscurecen enteramente en la noche de
los tiempos que precedieron al amanecer de la historia. Hay
tradiciones que afirman que la ciencia astrológica fue perfeccionada por
los magos- filósofos del Período Atlante.
Una cosa es evidente, la Astrología surge en esta época actual,
adornada con los descubrimientos y los agregados de miles de culturas. La historia de la Astrología es,
de hecho, una historia de pensamientos y aspiraciones humanas. Las lecturas de los planetas,
como se hacían en las tablas cuneiformes de Sargón, todavía son utilizadas
por los astrólogos de esta generación. Solo ante nuevos estándares
culturales se hacían modificaciones y cambios.
Al comienzo del período histórico, se han reconocido dos
escuelas de Astrología bien diferentes. Con el declive del clericalismo
a finales de la civilización Atlante y comienzo de la época Aria y la
profanación de sus misterios, las que hoy llamamos ciencias fueron
separadas de la misma genealogía de tradiciones religiosas. La Astrología y la Medicina fueron las primeras en establecer
instituciones independientes.
Los sacerdotes de las religiones de estado ya no
ejercitaban más un monopolio sobre las artes proféticas y medicinales. Comenzando con
Hipócrates, las nuevas cofradías de terapeutas y sanadores se mostraron
enteramente ignorantes de la unidad fundamental, de la identidad de las
ciencias espirituales y físicas. La división del aprendizaje esencial en competitivo, o por lo
menos no cooperativo, destruyó la síntesis del conocimiento.
Frustrada por la división y la discordia, la estructura entera de la
educación se rompió en innumerables piezas disímiles. La ciencia de la
medicina separada de su fuente espiritual, derivó en la curandería y los
actos sanguinarios de las Edades Oscuras, una condición tan
lamentable que el hermético Paracelso opinó que, "afortunado es el hombre a quien el médico no le mata”. Así mismo, la Astrología fue corrompida en las predicciones del horóscopo. Divorciada de su propósito divino, siguió realizando una labor sin
entusiasmo e insustancial que consistió en su mayor parte de predicciones
calamitosas.
Un grupo pequeño de hombres instruidos e iluminados preservaron los
secretos esotéricos de la medicina y de la Astrología de
las supersticiones de la llamada Edad Media. De tal estatura mental eran los Rosacruces que honraban a Paracelso como uno de sus jefes
de igual ideal. A través de Paracelso y de la Rosa Cruz, los secretos
espirituales de la naturaleza fueron restaurados a un nivel fundamental
de aprendizaje. El conocimiento fue
interpretado místicamente y las ciencias profanas fueron reflejadas
simplemente como formas externas de los misterios internos. Los secretos de la interpretación mística
fueron ocultados al vulgo y dados solamente a los que anhelaron las
cosas del espíritu. La “Teología
Mística” de Dionisio el Areopagita, se convirtió en el libro de textos de un número siempre creciente de hombres y
mujeres devotos y amantes de Dios que observaban en todas los formas e
instituciones externas las sombras y las semblanzas de la verdad
interna.
El mundo moderno que sacrificó tanto para el derecho de pensar, ha
crecido en sabiduría por su propio engreimiento. Los educadores han ignorado todos esos valores espirituales que
constituyen los ingredientes más preciados del compuesto químico que
llamamos civilización. La ciencia material se ha convertido en una institución
orgullosa, en un ensamble de pedagogos y demagogos. No hay lugar para el misticismo en los cánones de la
escolaridad. Hipnotizados por la
extraña fascinación que la materia ejercía sobre el materialista, los
investigadores modernos se olvidaron del alma, esa
realidad invisible sobre la cual las ilusiones del mundo se sustentan.
Fue Lord Francis
Bacon quien dijo, "un conocimiento pobre inclina a las mentes de los hombres
hacia el ateísmo, mas la
grandeza del conocimiento atrae a las mentes de los hombres de regreso a
Dios”. Esta
cita maravillosa expresa el tiempo de la edad moderna. Un mundo
desilusionado entristecido por el fracaso de las cosas materiales está
reclamando una vez más, esas verdades místicas que, de por sí,
expliquen y satisfagan. La vuelta al misticismo trae consigo un nuevo
interés en
La Astrología y la
curación
El misticismo trae consigo una nueva manera de
interpretación. Para revitalizar las demandas exigentes de una
interpretación mística, todas las ramas del saber deben ser purificadas y
modificadas. Para el místico, la Astrología no es solo predicción o dar consejos, es una llave a las verdades
espirituales que son abordadas filosóficamente. Aunque
la ciencia ha clasificado, ha tabulado y ha nombrado todas las partes y
funciones del cuerpo, no puede describir o explicar quien es el hombre, de
donde él vino, porqué él está aquí, o dónde va.
Los Iniciados de la antigüedad estaban preocupados por el hombre en
su aspecto universal o cósmico. Antes de que una persona pudiese vivir
bien, ésta debía orientarse, saber en parte, por lo menos, su plan de vida. Con
este conocimiento podía entonces cooperar con "el plan"; la vida
filosófica recomendada por Pitágoras era simplemente conocer y vivir en la
verdad.
Los científicos que buscan la causa de aquellas energías que Motivan
y sostienen el mundo, han decidido por un proceso de eliminación que estas
causas deban permanecer en una estructura subjetiva del universo, en la
esfera invisible de las vibraciones. La suposición moderna es atribuir a
las vibraciones todo lo que no se puede explicar de ninguna otra manera. Desde el momento que reconocemos que el universo se sustenta por
una energía invisible que se manifiesta por la ley de la vibración, la
física se convierte en superfísica, la fisiología se convierte en
psicología, y la astronomía se
convierte en Astrología. La Astrología no es nada más ni menos que
el estudio de los cuerpos divinos en los términos de las energías que
irradian de ellas más que una simple observación de su aspecto y
construcción. El Rosacrucismo original
sostuvo una teoría desechada generalmente por los hombres de ciencia y
ahora conocida como la teoría microcósmica. Paracelso era el exponente más prominente de
este concepto de orden y relaciones universales. Él dijo, "como hay estrellas en los cielos así también hay estrellas
dentro del hombre, porque no hay nada en el universo que no tenga su
equivalente en el microcosmos”.
(el
cuerpo humano). En otro
lugar Paracelso dice, el "hombre deriva su espíritu de las
constelaciones (las estrellas fijas), su alma de los planetas, y su cuerpo
de los elementos”. Es casi imposible que un científico por más
entrenado que esté, examine con una adecuada apreciación de valores toda
la infinita difusión del cosmos con sus islas de galaxias e
incomprensibles formaciones en el espacio inmensurable. Sin embargo, todo
este boato de mundos esta dominado evidentemente por un conjunto de leyes
autosuficientes. Las células en el cuerpo del hombre son tan
incontables como las estrellas del cielo. Clases incontables de cosas, de
especies, de tipos, y de géneros vivos se están desarrollando en la carne,
el músculo, el hueso y el tendón de la constitución corpórea del
hombre.
La
dignidad del microcosmos le da al científico un cierto sentido de
sublimidad ante el macrocosmos. Por el uso de la Astrología es posible descubrir la
interacción de fuerzas celestiales entre el macrocosmos y el microcosmos. Los centros en el cuerpo físico a través de
los cuales las energías siderales ingresan, fueron descubiertos y
clasificados por los antiguos griegos, los egipcios, los hindúes y los
chinos.
Existe la gran oportunidad de trabajar no solo en examinar el
cuerpo físico, sino también su aura, que se extiende más allá del cuerpo
formando un atuendo de esplendorosa luz cósmica.
Los últimos años han atestiguado un progreso
excepcional en la rama de la ciencia médica llamada Endocrinología, o el
estudio de la estructura y el funcionamiento de las Glándulas Endocrinas,
con investigaciones vinculadas
con los métodos terapéuticos de tratar diversos desórdenes mentales. Estas glándulas ahora se las reconocen como reguladoras de la
función física, de los administradores y directores de la estructura
corporal, adquiriendo no solo relevancia en las
reacciones físicas, sino también en su efecto sobre la mente, la emoción,
los reflejos sensoriales, y las supuestas funciones espirituales o
metapsíquicas. Casi todos los
endocrinólogos admiten que la Glándula Pineal es la
más difícil de entender y la más difícil de tratar. Ahora se la puede atacar tratando solamente las
glándulas sobre las que actúa. Las funciones físicas de las glándulas
están bastante bien clasificadas. Los médicos están dispuestos a admitir
que la función de las glándulas no termina simplemente con su efecto sobre
el cuerpo, mas los científicos no están preparados aún
para hacer ninguna afirmación más allá del campo de la reacción
material.
Por lo tanto, es especialmente significativo que con una combinación de
clarividencia y Astrología se puedan examinar las Glándulas Endocrinas y descubrir elementos metafísicos en su funcionamiento.
Un clarividente moderno usa el mismo método para su trabajo que
el utilizado por los sacerdotes iniciados del mundo antiguo, y como
esos más viejos adeptos, hace sus contribuciones a la suma del
conocimiento que son solamente descubiertos por el materialista después
de siglos de experimentación laboriosa.
El trabajo que sigue es un registro espiritual de la función del Cuerpo Pituitario y la Glándula Pineal. Siento que las investigaciones continuadas
por la señora Heindel son una contribución definida al tema de la
Endocrinología que se debe preservar para el uso de todos los estudiantes
de la medicina y de las ciencias ocultas.
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