Aplicando lo masónico con éxito, pero sin comprenderlo.
En cierta Logia había un hermano masón llamado Esteban Cielo que poseía una impresionante gama de conocimientos masónicos, narraciones secretas y memorizaba fácilmente todo tipo de libros Herméticos; además poseía el extraño y poco común don de saber aplicar los conocimientos masónicos a la vida diaria, quien lo escuchaba o leía quedaba con un fuerte impacto en el alma, una impresión difícil de borrar aún si pasarán muchos años.. En sí, conocía el secreto masónico de producir los efectos psicológicos permanentes en las personas, que de otro modo, como se sabe, los conocimientos por más elevados que sean al poco tiempo se olvidan o son diluidos como agua en la arena ardiente del desierto.
Sobre la Base del Método Masónico, este masón permitía siempre, a cierto número de masones, darles algunas charlas en cafés o salas de té, y así poder hacer que el conocimiento masónico se incrementara entre los masones más jóvenes. Entre éstos había un masón llamado Mario Roca de corto entendimiento que nunca alcanzaba a comprender correctamente el sentido masónico. Como el maestro masón Esteban Cielo pedía una interpretación, notaba que la comprensión de este masón llamado Roca era peor que deficiente. Cuando se estaba dilucidando sobre cierto aspecto masónico, él preguntaba cosas irrelevantes, y peor parecía cada día más y más confundido. Cuando a los masones se les pedía en logia durante la Tenida estudiar algo específico para la próxima Tenida, Mario Roca como no comprendía el sentido de la trama elegía un tema diferente para presentarlo, y así sucesivamente.
El hermano Masón Mario Roca, luego de algunos años en Logia tuvo que partir a otro País y ahí en la otro Oriente se incorporó a otra Gran Logia, aunque un masón que es incapaz de aprender masonería puede proporcionar a la Orden otros buenos servicios, y a la vez esté beneficiarse de la hospitalidad de la Orden Masónica, fue que siguió su carrera masónica.
El Hermano Mario Roca siempre se notó contrariado y hasta avergonzado de no comprender a su Maestro Masón Esteban Cielo a quien apreciaba en demasía, pero de todos modos el aprecio entre ellos era fuerte y nunca decayó.
Tres años más tarde el hermano masón Esteban Cielo visitó al Hermano Mario Roca en su Nueva Logia que se ubicaba en un país muy lejano. Ahí en la Nueva Logia de Mario Roca notó algo muy extraño.- El Hermano Mario Roca era considerado como todo un Gran instructor masónico, era respetado y admirado por todos los masones de aquel país incluso había escrito varios libros masónicos, y daba incluso conferencias en la Televisión a nivel nacional. Ambos estaban llenos de alegría de volver a verse de nuevo.
El Hermano Masón Esteban Cielo le invitó a un café para recordar viejos tiempos, y estando ahí le dijo:
Estoy contento y muy sorprendido a la vez al ver que has tenido tanto éxito en el mundo masónico en este gran país. Y, si inclusive el Rey de esta Nación me ha pedido sea parte de su corte real – dijo Mario Roca- ¡Vaya! Exclamó Esteban Cielo que gran noticia también has triunfado en política, si responde Mario Roca, y todo gracias a ti Hermano Esteban. Pero dime, Mario ¿Debo interpretar que finalmente has comprendido el secreto sentido de lo masónico?
Bueno. No, no es así mi Hermano Esteban Cielo, al final ya no quise profundizar o comprender lo masónico en su secreto, la verdad me fue imposible; en lugar de eso ahora enseño lo masónico, hago conferencias en Televisión, escribo libros masónicos y son muy vendidos. Y como sabes siempre tuve buena memoria, aunque pésima comprensión de lo que escuchaba de ti, ahora simplemente repito tus palabras, sin ni siquiera comprenderlas. Y en mi futuro político simplemente hare lo mismo y estoy seguro tendré mucho éxito.
Si hermano Esteban Cielo simplemente repito frases tuyas, y veo en sus ojos un brillo y un entusiasmo desbordante, me felicitan y me aplauden. Luego me hacen preguntas y yo simplemente respondo lo que tú nos respondías en aquel tiempo. Todo así de fácil, todo así de sencillo.
V:.y Q:. H:. Cielo simplemente aprendí a acomodar tus palabras al momento y a las circunstancias, y claro a ocultar a los demás mi falta de comprensión en materia masónica.
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