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domingo, 8 de diciembre de 2013

El Conocimiento: ¿Alquimia?

El Conocimiento: ¿Alquimia?

CARNAP

El Objetivo de todo Mas:. Es adquirir el Conocimiento a través de la instrucción y el estudio continuo y profundo no solamente de lo que nuestra augusta Orden nos brinda, sino también de otras Órdenes Iniciáticas de tal de volvernos un Agente de las Leyes Divinas y del G:.A:.D:.U:. En concordancia con el presente Tra:. Os presento una cita de una de las obras de San Juan de la Cruz, místico español:

“El conocimiento que se refiere a Dios nunca toma en cuenta las cosas particulares, ya que está en relación con el Altísimo y en consecuencia no puede ser explicado, a menos de que se hable de una verdad menor que puede ser descrito por el hombre. Ese Conocimiento Divino es inefable, profundo e incondicional. Solamente una alma en unión con Dios es capaz de acceder a éste, ya que entonces sólo forma una Unidad con Dios y comparte su Sabiduría.

Por lo tanto el Conocimiento verdadero consiste en un mayor contacto del alma con Dios (El C:. sobre la E:.), y es Dios mismo quien es sentido y percibido, aunque en forma no manifestada, ni distinta, como se produce en la Gracia. Pero ese Conocimiento es tan fuerte y tan profundo que penetra en la sustancia más íntima del alma. En cierta medida, tiene el perfume de la Esencia Divina y de la Vida eterna, y nada puede simular algo tan grande.”



La Masonería así como la Orden Rosacruz AMORC, se distinguen principalmente de las religiones por el hecho que sus enseñanzas están fundadas en el Conocimiento y no en la creencia. No se nos pide que no creamos en tal o cual principio o en la enseñanza de tal o cual persona, tan elevado como pueda ser su nivel espiritual. Más bien nos presentan elementos de reflexión a partir de los cuales debe forjarse una filosofía personal basada en la experiencia. Al respecto, cada uno es su propio Maestro y debe buscar en él mismo los fundamentos de su búsqueda. El Kalama Sutra, antiguo texto del Budismo, muestra perfectamente el camino. Dice, en efecto: “No crean en la fe de las tradiciones, aunque sean la honra desde hace largas generaciones y en muchos lugares. No crean en una cosa porque muchos hablan de ésta y dicen que es verdad. No crean en la fe de los sabios de tiempos pasados. No crean en lo que se imaginaron, pensando que Dios les inspiró. No crean nada bajo la sola autoridad de sus maestros o sacerdotes. Después de analizarlo, crean lo que ustedes mismos hayan experimentado y reconocido razonablemente siendo conforme a su bienestar y al de los demás.”

Esta cita contiene indicaciones primordiales para todo místico sincero. Ésta insiste sobre el hecho que no hay que creer ciegamente en tal o cual precepto, con el pretexto de que emana de una tradición o de un sabio, sin importar que tan grande pueda ser el renombre de esa tradición o de ese sabio. Naturalmente, eso no quiere decir que las enseñanzas tradicionales o la sabiduría de los Maestros del pasado sean inútiles y deben ser ignoradas o rechazadas. Por el contrario, hay tantos elementos que pueden permitirnos asimilar mejor ciertos aspectos del Conocimiento. Lo que otros, más evolucionados que nosotros, enseñaron, puede sernos de gran valor, con la condición, no obstante, hagamos la experiencia personal de los principios implicados. Este es el camino que debemos seguir, ya que a partir de las enseñanzas que perpetúa, corresponde a cada uno experimentar y llegar a sus propias conclusiones. Al respecto, nada reemplaza lo vivido.

Siguiendo con el texto que acabo de citar, recomiendo no poner una confianza absoluta en lo que podríamos interpretar como un mensaje de Dios o de un Maestro que se interese en nosotros. Aquí también, no se trata de rechazar las inspiraciones que se nos puede otorgar durante nuestras meditaciones, sino ser prudentes al respecto y no ilusionarse, en el sentido sicológico del término. La ilusión es, en efecto, una gran trampa en el sendero del misticismo y puede conducirnos a grabes errores sobre la opinión y el comportamiento. Mientras no hallamos recibido verdaderamente la iluminación de la consciencia como resultado de una alquimia espiritual, debemos mostrar mucho discernimiento antes de dejar suponer que Dios o un Maestro se expresa a través de nuestras palabras y nuestras acciones. Eso significa que toda experiencia que juzgamos mística debe ser pasada por el tamiz de la razón y confrontada con nuestro sentido crítico más elevado, aquél que rige las reglas morales más sagradas.

Es evidente que el acceso al Conocimiento no es el fruto de una actitud pasiva. Implica que nos comprometamos en cuerpo y alma con la vida, que seamos confrontados a las tentaciones de la existencia, que vivamos en contacto con los demás. Al respecto, el mundo es el laboratorio, o el Crisol de nuestra evolución espiritual. Es por esa razón que debemos movilizar todas nuestras facultades físicas e intelectuales, a fin de actuar sobre los eventos cotidianos y no dejarnos dominar por ellos. Eso supone igualmente que seamos capaces de alejarnos en relación con las circunstancias y, por un análisis lúcido, actuar positivamente para hacer de éstas lo que queramos que sean. Así, el Conocimiento resulta de la puesta en práctica de un saber adquirido por la experiencia. Cuando esta puesta en práctica se haya vuelto constante, el Conocimiento se vuelve Sabiduría y sólo se aplica a ideales elevados. Al respecto les presento una cita de Said, filósofo persa del siglo XIII: “Quienquiera que adquiera el conocimiento y no lo ponga en práctica se asemejará a aquél que trabaja el campo y no lo siembra. Cualquiera que sea la importancia de sus lecturas teóricas, sino las aplica, es un ignorante. No es ni un filósofo, ni un sabio, sino un animal de carga con un bulto de libros: ¿Y cómo una acémila sin consciencia puede saber si transporta libros o un haz de leña?”

La vida cotidiana no es siempre fácil. Como todos lo sabemos, nos afecta constantemente. Solamente el estudio de las Leyes Inmutables que rigen la existencia humana puede permitirnos dominarla y volverla constructiva en todos los niveles, tanto como para nosotros mismos como para el prójimo. Esas leyes son de un orden general, mientras que la manera en las que las aplicamos es de dominio personal. Es por esa razón que nuestras reacciones personales no pueden en ningún caso afectarlas en el plano cósmico. Nuestras elecciones se limitan simplemente a vivir en plena armonía con ellas u oponernos a ellas. En el primer caso, creamos una vida feliz, basado en un perfecto equilibrio entre nuestra naturaleza terrestre y nuestra naturaleza divina. En el segundo caso, sufrimos los efectos negativos de la discordancia que creamos entre nuestro  Yo objetivo y nuestro Yo espiritual. De esta manera, nuestra existencia es el resultado de acciones y de reacciones que se contraponen constantemente. Ya sea que califiquemos esas fuerzas contrarias de positiva y negativa, de bien y mal, de luz y oscuridad, no son siempre los dos aspectos de una de las numerosas leyes cósmicas que rigen la condición humana.

Conocer la dualidad que se manifiesta en todos los planos de la existencia es indispensable para vivir una Paz Profunda. Así cuando nos dejamos llevar por los pensamientos negativos, podemos fácilmente determinar la naturaleza de los pensamientos positivos  con los que debemos sustituirlos llegando de esta forma a una forma de alquimia. Dicha sustitución crea en nosotros mismos el hábito de pensamiento de una manera constructiva y nos acerca cada vez más a la Armonía Cósmica o Armonía con el G:.A:.D:.U:.  Haciendo esto, desarrollamos progresivamente en nosotros un estado mental y emocional que y no deja lugar a las malas tendencias. Como ejemplo, sabemos que el orgullo corresponde a un poder dinámico cuya naturaleza es diametralmente opuesta a la que se expresa a través de la humildad. Conscientes de eso, se vuelve evidente que el mejor medio de aprender a ser humilde no consiste en luchar contra el orgullo, sino más bien es acostumbrarse a mostrar humildad. Como analogía, no se trae la claridad en una habitación oscura tratando de disipar las tinieblas. Se logra permitiendo que la luz se manifieste.

Cuando estamos sumidos en la adversidad, a pruebas o circunstancias dolorosas, es inútil rebelarse o refugiarse en un sentimiento de injusticia. Es mejor tratar de comprender el origen de las circunstancias desafortunadas a las cuales somos confrontados. El Conocimiento de las causas nos da el poder de actuar en los efectos (Ley de Causas y Efectos o la comúnmente llamada Karma) y volvernos más soportables, o incluso transmutarlos completamente. Todas las experiencias son útiles en la escuela de la adversidad, ya que, a través de ellas, aprendemos a sembrar bien para cosechar mejor. De esta manera, el Sendero Místico es como el Puente de Sirah evocado en el Corán. Es extremadamente estrecho y bordeado de cada lado por un pozo profundo. Así mismo, es importante tener consciencia de las responsabilidades de las cuales debemos hacer frente en cada momento de nuestra vida, a fin de no sumergirnos en las tinieblas de la ignorancia. Este hecho es tan importante que los budistas no dudan en decir esto que, a priori puede molestarnos: “Es menos grave pecar a sabiendas que por inadvertencia”. A primera vista, este concepto puede parecernos opuesto a la verdad. Sin embargo, muestra que aquel que tiene consciencia de estar en el error tiene por lo menos el mérito de saber que peca en relación con la comprensión habitual del bien. Por el contrario, aquél que siempre está en pecado no tiene consciencia de lo que puede separar el bien del mal. Por lo tanto se le considera menos evolucionado espiritualmente.

En gran medida, la plena consciencia de lo que pensamos, decimos y hacemos es la base del Conocimiento al cual aspiramos. Ahora bien, la consciencia, como lo dijo Schawaller de Lubiez (1887 – 1961), es:”la identificación de una naturaleza con otra parecida, del ser especificado con la especificación del otro ser.” Por otra parte, el sentido etimológico de la palabra “Conocimiento” es “Nacer con”. Esto significa que es poniéndose en resonancia con una cosa, una persona, un principio o una ley, que podemos conocer plenamente. Paralelamente, es naciendo en plena consciencia con nosotros mismos como podemos hacer morir al Hombre Viejo y hacer renacer al Hombre Nuevo,  condición absoluta para acceder al Conocimiento verdadero Como emanación del Alma Divina, no tenemos nada que aprender, solamente tenemos que redescubrir la luz que está dentro de nosotros y reconocer su existencia en los demás, Tal como simbólicamente se representa en las ceremonias de Iniciación de nuestra Augusta Orden, así como en la figura que muestro a continuación y que pertenece a los alquimistas, en donde se observa a Boaz como el Hombre Viejo que se encuentra custodiando el ingreso de una cueva que simboliza la oscuridad o falta de conocimiento (Algo similar es el simbolismo de nuestra Col:. Boaz).

Como emanación del Alma Divina, no tenemos nada que aprender. Solamente a través del Conocimiento, tenemos que redescubrir la luz que está dentro de nosotros y reconocer su existencia en los demás. Para ello, debemos dejar hablar a la inteligencia del corazón, lo que quiere decir también aprender a amar, a fin de ser verdaderamente un agente del Amor Universal.



Para concluir el presente Tra:. Os diré simplemente que todo ser encarnado sobre esta Tierra está animado del deseo de renacer a su estado original, estado del cual ha conservado un recuerdo nostálgico y al cual aspira con toda su alma. Algunos están más conscientes que otros en ese deseo innato, y porque saben que es el recuerdo de lo que olvidaron en su consciencia objetiva el que les permitirá encontrar el esplendor de su Estado Prístino.


El retorno hacia el Conocimiento debe hacerse por medio de la encarnación terrestre (símbolo del Lin:. XX que trata sobre la Inmortalidad del alma), ya que solamente ella puede dar al hombre los medios para experimentar el “Conócete a ti mismo” y las lecciones a partir de las cuales debe forjarse el despertar de su naturaleza interna.

Carlos del Carpio.

3 comentarios:

  1. . COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
    EN LA CONDUCCION DIARIA

    Cada señalización luminosa es un acto de conciencia

    Ejemplo:

    Ceder el paso a un peatón.

    Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

    Poner un intermitente

    Cada vez que cedes el paso a un peatón

    o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


    Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


    Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


    Atentamente:
    Joaquin Gorreta 55 años

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  2. tengo la impresion de que este articulo es gnostico, sabeis lo que significa, asi que no lo aclaro, pero lo bueno seria no pertenecer a grupo alguno, porque tu estas hablando de la sabiduria que esta encerrada en nuestro interior, que es como decir en nuestro corazon, de alli la necesidad de no tener maestro, ya que el todo se encuentra en nosotros.Gracias por contribuir a que cada dia, despierte al durmiente que se halla en mi.Gratitud por lo aprendido.

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  3. Mi consciencia despierta, gracias por lo adquirido.

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