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domingo, 29 de diciembre de 2013

ENIGMAS HISTORICOS DE LA ARQUEOLOGIA

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Planeta Azul se presenta de nuevo, esta vez, revelando algunos enigmas inexplicables para la ciencia oficial. El primero de ellos es el de Las pinturas rupestres de Tassili. El hecho se ubica en la Meseta de Tassili, área montañosa en pleno desierto del Sahara, en el sudeste argelino. Su punto más alto es Adrar Afao, con 2.158 msnm. La ciudad más cercana es Djanet, situada a 10 km al sudoeste. Gran parte de Tassili está protegida, tanto por su interés natural de los bosques de cipreses en el desierto, como por el arqueológico, estando catalogada como Parque Nacional, Reserva de la Biosfera y Bien Natural y Cultural del Patrimonio Mundial de la Humanidad. Con más de 15.000 muestras de pintura y grabado rupestre, ésta es sin duda alguna, una de las más importantes y ricas manifestaciones artísticas procedentes del Paleolítico superior y del Neolítico. Estas pinturas nos dan una fiel idea de la evolución de la fauna y de las costumbres humanas en esta región desde hace más de 8.000 años hasta las primeras centurias de nuestra era. Una de las más conocidas pinturas rupestres de Tassili se presta a múltiples especulaciones y muestra lo que parece ser un ser ligado a una especie de vehículo por una cuerda, tirando de una cohorte de mujeres a las que parece ser víctima de una abducción. Los hijos de Dios que tomaron mujeres de l
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as hijas de los hombres, registrado en Génesis 6:2. Pero sin duda la más famosa de todas ellas es la que encontró Henry Lothe, en ella se puede observar un enorme ser de más de 6 metros, al que Henry Lothe no dudo en llamar “El Gran Dios Marciano”. Las primeras noticias que se tuvieron de estas pinturas datan de épocas de la Primera Guerra Mundial, muchas de estas fueron transmitidas por oficiales pertenecientes a la legión extranjera, uno de estos oficiales el teniente Charles Brenans comandante del puesto de Djanet al hacer una práctica de reconocimiento con su escuadrón de camelleros en la meseta descubrió algunas de estas cavernas y lo registro en sus cuaderno de apuntes, recién en 1933 los arqueólogos y geógrafos pudieron observar estos apuntes propagando el entusiasmo entre muchos científicos debido a la posibilidad de que en tiempos antiguos esta región hubiese sido habitada y que no siempre hubiese sido una región inhóspita e i
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nhabitable. Varios años después de los primeros comentarios y especulaciones en torno a estos enigmáticos dibujos se formó un grupo de exploradores que intento aventurarse en estas inhóspitas regiones para tratar de realizar el primer estudio científico serio sobre estas pinturas, sin embargo la guerra frustro este y otros intentos que se hicieron posteriormente. En estas exploraciones se encontraba un etnógrafo francés llamado Henri Lhote que no se detendría hasta realizar su sueño de trasladar estas figuras al papel. Años más tarde y tras varios impedimentos ante sus intentos de exploración en 1956 con apoyo del gobierno francés y otras instituciones científicas, Henri Lhote organizo una nueva expedición adentrando en lugares que jamás habían sido explorados por occidentales. La expedición se puso en marcha en febrero de ese año, junto con 30 camellos un guía Tuareg, 2 auxiliares y varios especialistas, Lothe rumbo hacia lo desconocido. Las dificultades fueron innumerables atravesando desfiladeros a más de 700 metro de altura sorteando toda clase de penalidades, solo basta con leer la descripción que el propio Lothe realizo de esta escalada: Las bestias tienen cortado el aliento por el esfuerzo, la rampa es cada vez más empinada y la mole de pedruscos se va haciendo más imponente. Algunos camellos se desploman bajo la carga que cae rodando torrentera abajo; los hombres deben acudir a todas partes. En los guijarros se perciben huellas de sangre, pues sin excepción todos tienen despellejadas las patas y se han dañado las pezuñas en las aristas cortantes de las rocas. El animal que lleva las grandes cajas con los tableros de dibujo acaba de desplomarse bajo su carga que ha dado contra una peña y está claro que jamás podrá incorporarse. Mando sacar los tableros y tomo la decisión de que nos los carguemos al hombro. Cada uno recibe su parte y aquí comienza el calvario para todos, pues aún no se divisa la cima y el sendero se encrespa más y más bajo nuestros pies…” Finalmente y tras un ascenso de 
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pesadilla los exploradores culminaron el trayecto y en este lugar vislumbraron un paisaje de otro mundo. Formaciones rocosas que asemejan ciudadelas, castillos ruinosos, desfiladeros angostos semejantes a calles medievales, al igual que grutas, cuevas y acantilados; es en estos lugares donde se hallaron gran parte de las pinturas. Sobre estas paredes de roca observaron cientos de pinturas, representaciones de cazadores, arqueros, animales de toda clase e imágenes de dioses descomunales y amenazantes que luego procedieron a registrar. Según las descripciones de Lothe: Estábamos literalmente trastornados por la variedad de estilos y de temas superpuestos en suma, nos tocó enfrentarnos con el mayor museo de arte prehistórico existente en el mundo y con imágenes arcaicas de gran calidad, pertenecientes a una escuela desconocida hasta el presente. Tras explorar las regiones de Tain Zumak y Tamir, Henry Lothe junto a su equipo de exploradores se dirigió hacia un pequeño macizo denominado “Jabbaren”, palabra que en lengua Tuareg significa “Gigantes” y fue en este lugar donde se encontró con dibujos atípicos que a diferencia de los anteriores no cazaban en ninguna catalogación, en estos dibujos se representaban extraños seres de cabezas redondas y dimensiones descomunales y que para poder ser observados en su totalidad requerían ser vistos a cierta
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distancia. La más conocida de estas representaciones apareció luego de mucho limpiar con agua y esponjas, en ella se puede observar un enorme ser de más de 6 metros, al cual Henry Lothe no dudo en llamar “El Gran Dios Marciano” El mismo Henri Lhote luego de observar al Gran Dios Marciano escribió: Hay que retroceder un tanto para verlo en conjunto. El perfil es simple, y la cabeza redonda y sin más detalles que un doble óvalo en mitad de la cara, recuerda la imagen que comúnmente nos forjamos de un ser de otro planeta. ¡Los marcianos! Qué título para un reportaje y qué anticipación. Pues si seres extraterrestres pusieron alguna vez pie en el Sahara, hubo de ser hace muchísimos siglos ya que las pinturas de esos personajes de cabeza redonda del Tassili, cuentan, por lo que cotejamos, entre las más antiguas. Los “marcianos” -prosigue- abundan en Yabbaren y hemos podido trasladar no pocos frescos espléndidos referentes a su estadía. Brenans había señalado algunos pero las mejores piezas le habían pasado por alto pues son prácticamente invisibles y para volverlas a la luz ha sido menester un buen lavado de las paredes con esponja. Estos presuntos extraterrestres se observan también en las regiones de Azyefú, Ti-n-Tazarif y en Sefar, en uno de estos grabados se distingue a uno de estos seres con los brazos extendidos hacia adelante saliendo de un objeto ovoide, sobre esto Lhote Escribió siguiente: Más abajo, otro hombre emerge de un ovoide con círculos concéntricos que recuerda un huevo, o más problemáticamente un caracol. Toda prudencia es poca para interpretar semejante escena, ya que nos hallamos ante unos temas pictóricos sin precedentes. La aparición de algunos símbolos junto a estos dibujos ha hecho suponer la posibilidad de algún tipo de escritura lo cual es un duro golpe hacia las tesis oficiales ya que estas sostienen que Mesopotamia fue la cuna de la escritura. Otro 
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tema que ha causado polémica con la ciencia oficial, es el hecho de que La esfinge de Gizeh podría tener más de 11.000 años de antigüedad.El arqueólogo R. A. Schwaller de Lubicz, y su hija Lucy de Lubicz, observaron un tremendo desgaste en la esfinge, con patrones de deterioro totalmente diferentes a otros edificios egipcios. Mientras estos últimos tienen patrones de desgaste por la arena y el viento, la esfinge parece haber sufrido desgaste por agua. Al exponer su teoría, los otros arqueólogos se opusieron a este argumento. Posteriormente, John Anthony West, guía en Egipto y autor de “Serpent in the Sky” (la serpiente celeste), quiso comprobar la teoría de R. A. Schwaller de Lubicz, y ratificó nuevamente dicha teoría sobre el desgaste. Nuevamente, se topó con la resistencia de los arqueólogos. John Anthony West se trajo a un geólogo americano, Robert Snoch, que hizo un análisis en su ordenador y que confirmó que la esfinge sí tiene patrones de desgaste por agua equivalente a 1.000 años de continua lluvia diaria. Sabiendo que el desierto existe desde hace 7.000 años como mínimo, y que seguramente no ha 
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llovido diariamente durante 1.000 años seguidos, sino que debe haber habido intervalos, podemos calcular que como mínimo tiene 8.000 años de antigüedad, y seguramente entre 10.000 y 15.000 años. Esto es lo que provoca la oposición de los arqueólogos ortodoxos, porque da que pensar sobre quién la construyó y sobre una civilización avanzada anterior a la nuestra. Esto genera un nuevo conflicto: la primera civilización conocida fue la de los sumerios, datados de hace 5.800 años (3.800 años a.C.). Por tanto, antes de ellos, se supone que sólo éramos seres bárbaros y peludos. Según lo antes expuesto la esfinge se construyó antes de los faraones, en tiempo del Neolítico. ¿Quién hizo entonces la esfinge? Los egipcios fueron herederos de una cultura mucho más antigua. La Esfinge de Gizeh parece estar preparada para recibir al sol de hace 12.500 años (10.500 años antes de Cristo), en la constelación de Leo (precisamente su forma). Los egipcios tan sólo fueron los 
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herederos de una cultura mucho más antigua. Parece ser que la cabeza de la esfinge no era la actual, sino que era inicialmente de mayo El arqueólogo R. A. Schwaller de Lubicz, y su hija Lucy de Lubicz, observaron un tremendo desgaste en la esfinge, con patrones de deterioro totalmente diferentes a otros edificios egipcios. Mientras estos últimos tienen patrones de desgaste por la arena y el viento, la esfinge parece haber sufrido desgaste por agua. Al exponer su teoría, los otros arqueólogos se opusieron a este argumento. Posteriormente, John Anthony West, guía en Egipto y autor de “Serpent in the Sky” (la serpiente celeste), quiso comprobar la teoría de R. A. Schwaller de Lubicz, y ratificó nuevamente dicha teoría sobre el desgaste. Nuevamente, se topó con la resistencia de los arqueólogos. John Anthony West se trajo a un geólogo americano, Robert Snoch, que hizo un análisis en su ordenador y que confirmó que la esfinge sí tiene patrones de desgaste por agua equivalente a 1.000 años de continua lluvia diaria. Sabiendo que el desierto existe desde hace 7.000 años como mínimo, y que seguramente no ha llovido diariamente durante 1.000 años seguidos, sino que debe haber habido intervalos, podemos calcular que como mínimo tiene 8.000 años de antigüedad, y seguramente entre 10.000 y 15.000 años. Esto es lo que provoca la oposición de los arqueólogos ortodoxos, porque da que pensar sobre quién la construyó y sobre una civilización avanzada anterior a la nuestra. Esto genera un nuevo conflicto: la primera civilización conocida fue la 
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de los sumerios, datados de hace 5.800 años (3.800 años a.C.). Por tanto, antes de ellos, se supone que sólo éramos seres bárbaros y peludos. Según lo antes expuesto la esfinge se construyó antes de los faraones, en tiempo del Neolítico. ¿Quién hizo entonces la esfinge? Los egipcios fueron herederos de una cultura mucho más antigua. La Esfinge de Gizeh parece estar preparada para recibir al sol de hace 12.500 años (10.500 años antes de Cristo), en la constelación de Leo (precisamente su forma). Los egipcios tan sólo fueron los herederos de una cultura mucho más antigua. Parece ser que la cabeza de la esfinge no era la actual, sino que era inicialmente de mayor tamaño, pero se desgastó por el efecto de arrastre producido por las lluvias que la erosionaron, luego Kefrén la reconstruyo, pero más pequeña. Por eso se ve desproporcionada en relación con el cuerpo. Según 
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la ciencia oficial, resaltan algunos detalles interesantes sobre la esfinge de Gizeh: Es de caliza, es la escultura más grande de la antigüedad, la creencia oficial es que la esfinge se construyó en el 2500 a.c., la creencia más habitual es que la construyeron los faraones de la IV Dinastía. En teoría fue construida por Kefrén y durante muchos años ha estado enterrada hasta el cuello en la arena del desierto. Sin duda alguna otro caso que desconcierta a la arqueología oficial, es el de Las esferas de Klerksdorp o esferas metálicas talladas, que se presentan como unas diminutas bolas de pirita que se han ido encontrando por mineros en Ottosdal (Sudáfrica) sobre estratos precámbricos de hace 2.800 millones de años (por tanto, no pudieron ser colocadas ahí deliberadamente, por tanto el
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hecho confirma su datación). Actualmente se exponen en el museo de Klerksdorp. Se dice que, por su forma esférica casi perfecta y finos surcos, sólo puede tratarse de una manufactura artificial. Este punto de vista se recoge en la obra Arqueología prohibida de Michael Cremo. El director del Museo de Klerksdorp (Sudáfrica), Roelf Marx, donde actualmente se exponen la mayoría de estas esferas, dice: Los objetos parecen artificiales, pero el estrato de roca donde fueron encontradas corresponde a una era en la que no existía forma de vida inteligente en la Tierra. Jamás he visto nada semejante El tamaño de estas esferas oscila entre los 3 y los 8 centímetros de diámetro, alojando algunas de ellas en su interior un material esponjoso que se desvanece con enorme facilidad al seccionarlas y quedar en contacto con el aire. Su exterior está formado por una aleación de acero y níquel de gran dureza, llamando poderosamente la atención unas finas líneas o surcos que rodean las esferas dividiendo en dos partes iguales a las mismas. La ciencia oficial no puede explicar su origen, utilidad y función en el marco de una tecnología proveniente de alguna civilización ancestral. La música ha sido y es siempre el reflejo y la inspiración para las emociones humanas. Existe la creencia de que la ciencia ha descubierto todo. Pero nada más lejos de la realidad. El Himno de Ugarit es una pieza musical inexplicable para la ciencia oficial. Ugarit, la actual Ras Shamra fue una antigua ciudad portuaria, situada en la costa mediterránea al norte de la actual Siria, a pocos kilómetros de la moderna ciudad de Latakia. Las fuentes históricas destacan que esta ciudad-estado, de alrededor de 2.000 Km² de superficie con sus áreas rurales, envió tributos al faraón de Egipto durante ciertos períodos, y que 
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mantuvo importantes relaciones políticas y comerciales con el Reino de Alasiya (estado que posiblemente comprendía la isla de Chipre) Su período de esplendor se extendió entre el 1450 a. C. y el 1180 a. C., aunque la ciudad surgió en el Neolítico, como todo asentamiento de importancia evidencio, rapidez en su temprano desarrollo. La correspondencia egipcia ya la mencionaba en su estadio histórico clásico como la ciudad de Ugarit; es decir no la refería como un poblado neolítico,  hacia el siglo XX a.C., fecha desde que se tiene conocimiento preciso de la ciudad. Hacia el siglo XIX a. C. el contacto comercial con la Ugarit histórica hacia el interior del Cercano Oriente ya estaba consolidado, tal como demuestran escritos que mencionan la ciudad, en Ebla, otra ciudad-estado semita. El himno de Ugarit, es considerado como la canción más antigua del mundo data del año 1400 a. C, de acuerdo con datos arqueológicos provenientes de excavaciones hechas en la ciudad siria de Ugarit, en las 
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cuales fueron encontradas tablas de arcilla que contenían las letras del himno. Fue escrito e interpretado con el acompañamiento de un arpista, en honor a Nical, esposa del dios de la luna, y las inscripciones encontradas en las tablas de arcilla también contienen instrucciones que indican cómo templar el arpa y su origen. Tanto la obra como el autor, forman parte del misterio que envuelve a esta antiquísima civilización. Todos estos casos entre muchos otros, demuestran la inconsistencia cronológica entre la historia y la arqueología oficial, evidenciando que le origen de la civilización humana se remonta, a miles de millones de años más atrás de lo que la ciencia oficial reconoce.  Tal vez para ocultar la interacción entre la raza humana y civilizaciones extraterrestres desde tiempos remotos.

RECOPILACION INVESTIGATIVA: ING. REYNALDO PEREZ MONAGAS


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