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viernes, 7 de agosto de 2015

LIBERTAD O ESCLAVITUD

LIBERTAD O ESCLAVITUD
León Zeldis Mandel
RLS La Fraternidad N° 62 --2.4.6015
A\ L\ G\ D\ G\ A\ D\ U\ – S\ F\ U

V\ M\, QQ\ HH Permítanme comenzar citando el Nuevo Testamento: La verdad os hará libres, está escrito (Juan 8:32). ¿Libres de qué? Indudablemente, del error. Pero esa es una libertad totalmente subjetiva. El error teológico de uno es la verdad sacrosanta de otro. La libertad que nos interesa, entonces, es la libertad concreta, objetiva, y de eso es lo que voy a hablar.

La primera prueba de la libertad, escribió el pensador Norteamericano Eric Hoffer, es quizás menos lo que nos está permitido hacer, que lo que nos está permitido no hace

Es decir, no estar sujeto a las restricciones impuestas por la sociedad, las costumbres, las leyes, o las decisiones arbitrarias de las autoridades. Pero en realidad, estamos definiendo la esclavitud, o una forma de esclavitud. Es decir, estamos frente a una tautología: libertad y esclavitud se definen mutuamente como no siendo lo opuesto.

Para resolver este problema de lógica, veamos si es posible analizar, es decir, disgregar los términos en sus componentes.

La libertad es algo demasiado abstracto. Hay numerosas formas de libertad, y por supuesto muchas gradaciones en cada caso. No se trata de blanco y negro. Por ejemplo, la libertad de culto. Podemos pensar que es simplemente el libre ejercicio de adorar el dios que nos guste. Pero ¿qué sucede si queremos adorar a Satán, y uno de sus mandamientos es sacrificar un niño en cada plenilunio? ¿Qué pasa con los adeptos de una secta – que no quiero nombrar para no violar la prohibición de discutir religión y política en la logia – una secta que prohíbe las vacunas y las transfusiones de sangre? ¿Incluso si se muere el paciente en la mesa de operaciones por falta de suero o de sangre? Creo que sin nombrar ninguna religión, todos podemos recordar fácilmente la violencia desatada por los creyentes de cualquier religión, en determinado tiempo y lugar. Tanto en la historia como en la actualidad.

Pasemos a la libertad de expresión. Es famoso el dictamen de un juez que dio el ejemplo de la persona que grita “¡Fuego!” en un teatro lleno de gente, como algo que no se puede defender en base a la libertad de expresión. Pero hay muchísimos otros ejemplos posibles. Quien escribe aplaudiendo el asesinato de niños, o proclamando los beneficios de la pedofilia, por ejemplo.

Estos son en realidad ejemplos de libertad de información. Antes se llamaba Libertad de Prensa, pero el mundo actual ya no depende de la prensa escrita. Sólo el hombre bien informado es realmente libre, escribió Albert Pike, el gran ideólogo del Rito Escocés, que reformó los rituales en los Estados Unidos. En nuestros días, lamentablemente, el mundo informático en general no nos proporciona informaciones sino propaganda, no recibimos noticias sino opiniones o simplemente invenciones, el mundo cibernético es totalmente subjetivo y caótico, y el problema crítico que enfrentamos diariamente es cómo diferenciar entre realidad y fantasía, cuando la Información se transforma en Desinformación.

Un punto importante en este sentido es el mal uso, o la deformación del lenguaje. Ya George Orwell en su famoso libro 1984 describe un futuro donde las palabras reciben el significado que quiere el gobierno. La Guerra es la Paz, etc. Somos testigos de la terrible deformación del lenguaje en nuestros días. Siempre para justificar o promover una posición política. Toda muerte de combatientes es una masacre. Si mueren unos pocos civiles es un genocidio. Se inventan las más disparatadas fantasías. Los países más tiránicos se auto-titulan República Democrática tal o cual. Las Naciones Unidas, creadas para defender la democracia y la libertad, conquistados con grandes sacrificios en la Segunda Guerra Mundial, se han transformado en un antro de corrupción moral, donde los países más atrasados, con las dictaduras más feroces, presiden los departamentos de defensa de los derechos humanos.

El Ministro de Propaganda de Alemania nazi, Joseph Goebbels, ya proclamó que mientras más grande la mentira, más la van a creer. Eso es lo que contemplamos actualmente en el mundo de la información, y en especial cuando se trata de atacar a Israel.

Volvamos a la libertad. Tomemos la libertad de trabajo. Se trata de que cada persona puede elegir dónde le conviene trabajar o no, según su deseo. Ya sabemos que en regímenes dictatoriales, como en la Rusia de Stalin, no era fácil cambiar de trabajo o de profesión. Pero incluso en los países democráticos más libres, uno no puede poner un letrero en la puerta que diga Dr. Monedero, Médico Cirujano, y sentarse a esperar los clientes, ni tampoco puedes firmar los planos de un rascacielos si no eres arquitecto. Hay profesiones que requieren largo aprendizaje, exámenes, otros requisitos. No todos los que comienzan los estudios llegan a completarlos. Esto me trae a otro aspecto de la libertad: la libertad para estudiar. Recordemos el “númerus clausus” que restringía el ingreso de alumnos judíos a ciertas universidades. La Masonería ha sido un importante factor en el desarrollo de la educación laica, universal y gratuita. Leyes en ese sentido fueron impulsadas en muchos países por los masones, quienes también fundaron numerosos colegios y universidades.

Ahora. Enfoquemos nuestro examen en el concepto de libertad del punto de vista masónico. Decimos que sólo el hombre libre y de buenas costumbres puede ser admitido en nuestra institución. Pero, ¿Quién es hombre libre? El que sabe dominar sus pasiones. La señal al orden en primer grado nos lo recuerda. Este pensamiento no es invento masónico, ya lo proclamó el poeta romano Horacio en el siglo primero antes de la Era Común.

No cabe duda que el hombre que se deja llevar por sus pasiones, sus instintos, no es realmente libre. Esta idea es a menudo invocada por los abogados para excusar crímenes de sus clientes. Como todas las cosas, lo mismo sirve para bien y para mal. El mismo acero cura en manos del cirujano y mata en manos del asesino.

Pero no nos alejemos demasiado del tema. Volvamos un momento a la esclavitud. La peor esclavitud, dijo alguien, es la del esclavo que no se da cuenta de que es un esclavo.

Cuando en los Estados Unidos fue abolida la esclavitud, es notorio el caso de esclavos en las plantaciones del sur que no querían ser libres. Tenían miedo de asumir la responsabilidad de manejarse a sí mismos.

La libertad entonces es algo que está dentro de nuestro cerebro. Esa es la verdadera libertad, quizás la más importante, la que distingue al hombre y lo hace un ser humano.

Eso significa que tenemos una gran responsabilidad. Tenemos que estar bien informados para defender diariamente la libertad de que gozamos. Y también tener los conocimientos y la sabiduría, para reconocer las amenazas que atacan nuestra libertad.

Otro pensamiento masónico, expresado por el filósofo inglés Edmund Burke (1729- 1797): ¿Qué es libertad sin sabiduría y sin virtud? Es el mayor de todos los males posibles, porque es desenfreno, vicio y locura, sin dirección ni tapujos.

Para concluir, un pensamiento de nuestro hermano Wolfgang von Goethe_ La libertad, escribió Goethe, la merecen sólo quienes saben conquistarla día a día. Como masones, tenemos la obligación de participar activamente en esa lucha constante por defender nuestra libertad, identificar a sus enemigos, desenmascararlos, y educar a la juventud a reconocer el peligro de las ideas políticas o religiosas liberticidas.

Queridos Hermanos, hago votos por que sigamos siendo vigilantes y defensores permanentes de nuestra libertad. Muchas gracias por vuestra atención.




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