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viernes, 15 de febrero de 2013

El Lago Titicaca: Misterios Y Contactos Extraterrestres ( 1 )


El Lago Titicaca: Misterios Y Contactos Extraterrestres

El fondo de este lago ha permanecido hasta ahora más secreto que la superficie de la luna”, explicaba Jacques Cousteau en 1968, luego de realizar la tercera exploración arqueológica subacuática en la historia del lago Titicaca. Sus aguas, así como sus 36 islas, esconden un sinfín de enigmas, historias y leyendas vinculadas fuertemente con el misticismo chamánico, la cosmovisión y lo mágico. Una, la más conocida y comentada a los turistas, se remonta a sus orígenes y destaca la importancia del dios Viracocha en los pueblos ancestrales que habitan la Isla del Sol, la tierra naciente de la civilización inca.
El Lago Titicaca y sus misterios
En la actualidad, la vida cotidiana y las costumbres de los aymaras, los quechuas y los urus son el resultado de un profundo mestizaje entre la fe cristiana que impusieron los colonizadores españoles y las creencias incaicas milenarias.
La historia de Viracocha y los pumas de piedra se basa en el significado etimológico del nombre del lago. “Cuando los españoles llegaron aquí no pudieron pronunciar correctamente Titekjarka, que es el nombre original, y por eso lo llamaron Titicaca. Traducido al castellano sería el lago de los pumas de piedra (tite es jaguar y kjarka, roca)”, explica Alfredo, uno de los ocho guías de la comunidad challampampa que habita el sector norte de la isla. Incluso, existen teorías que prueban que al invertir el mapa del lago puede apreciarse el contorno de un puma sosteniendo entre sus garras a una vizcacha. Esta imprecisa y rebuscada interpretación intenta establecer coincidencias entre el nombre del lago y su topografía.
Sin embargo, existen otros que apuntan el origen de su nombre al de la isla Intikjarka, que derivada de las lenguas aymaras y quechuas significa Isla del Sol (inti: sol y kjarka: isla).
A pesar de que coexistan diferentes interpretaciones contrapuestas sobre el significado del término Titicaca, todas las leyendas coinciden en Viracocha como el dios Sol, creador de las estrellas y la luna, y artífice supremo de los hombres y los pueblos.
Los mitos incaicos y preincaicos que supieron recoger los primeros cronistas españoles hace 500 años registran dos apariciones: una que lo retrata emergiendo de la Roca de los Orígenes (Roca Titicaca o sagrada) durante la creación del mundo y otra que cuenta que surgió de las aguas del lago durante la época del Purun Pacha (el silencio después de la tempestad). “Viracocha Pachacayaki tiene mucha energía. Los que tocan la roca sagrada reciben algo muy especial porque es el creador de todas las cosas y su poder es infinito”, afirma Elio, un guardaparques del Museo del Oro de la Ciudad Sumergida.

Historias de ofrendas

Existe también otra leyenda vinculada con Viracocha que explicaría la sacralidad y los poderes mágicos que se le atribuyen al lago. La historia cuenta que en la antigüedad existía una ciudad muy desarrollada, llena de recursos y fertilidad, similar a un paraíso terrenal, en la que reinaban el amor, la paz y la felicidad. Se dice que los Apus (dioses de las montañas), satisfechos por la fortuna y la prosperidad de sus pobladores, sólo les prohibían subir a la cima de las cordilleras donde ardía el Fuego Sagrado. Pero el diablo, que no podía soportar el bienestar y la algarabía imperantes, se apareció en el lugar para persuadir a los mortales a que escalaran las laderas de aquellos riscos y finalmente alcanzaran la cumbre prohibida.
Los Apus, al descubrir que los ciudadanos habían infringido su voluntad divina, decidieron castigarlos y liberaron a un centenar de pumas para que los devoraran. Cuando Viracocha vio que toda la población había muerto, lloró durante 40 días y 40 noches. La lluvia roja que cayó destruyó los canales de riego y desbordó los ríos. Las aguas cubrieron toda la ciudad y así se originó el actual lago Titicaca. Según la leyenda, los únicos sobrevivientes a la destrucción fueron los kallawayas, unos curanderos milenarios de grandes habilidades que trabajan con plantas medicinales balsámicas.
La otra parte de la historia cuenta que existieron otros sobrevivientes: Manco Kapac y su hermana y esposa, Mama Ocllo. Alfredo explica que ellos son los hijos del dios Inti o Viracocha y surgieron de las espumas del lago tras el gran diluvio. “Son los semidioses precursores de la ciudad del Cuzco y los padres de la civilización inca”, concluye.
La historia sobre el génesis del lago permite entender por qué sus habitantes lo consideran una deidad propiamente dicha (Mamakhota) y lo contemplan como la suprema fuerza reguladora del universo. Para comprender esta idea, Juan, un niño de 12 años que es guía en el museo arqueológico de la Isla del Sol, explica que siempre que una persona quiera investigar los dominios del lago deberá ofrendarlo con flores y cebo de puma, además de respetar las tradiciones ancestrales. Los honores consisten en un ritual denominado Uma Loqta: vasijas repletas de quinua, tubérculos, maíz, carne seca de llama, chicha y vino que deben ser sumergidos en el medio del lago para rendirle tributo. “Titicaca provoca una maldición sobre las personas que no lo veneran”, concluye el pequeño sigilosamente.
Durante las épocas de sequía, el yachaqopaqu (conocedor de los misterios) pide con sus plegarias que venga el agua. El ritual consiste en interpretar el futuro augurio con hojas de coca, beber alcohol puro para calentar el cuerpo y así conectar con la Pachamama, y finalmente fumar tabaco, exhalando el humo en direcciones norte, sur, este y oeste.

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