La guerra entre los hijos de Luz y los hijos de las sombras.

La guerra entre los hijos de Luz y los hijos de las sombras.

Vicente Alcosieri.

En la antigua Jerusalén un Templo dedicado a Dios se estaba construyendo en una época remota y no fue ajeno a las peores pasiones y a las más bajas emociones, seguro este oscuro drama, se repitió en la construcción de templos de Grecia y pirámides del antiguo Egipto, y en las impresionantes obras de construcción de los antiguos mayas, y tuvieron sus similares historias, así como lo es hoy al levantar templos masónicos a las virtudes lo tienen, y las construcciones de templos masónicos virtuales por la Internet lo tienen también, aunque en lo personal me dedico a que cuando menos en mis foros masónicos las cosas marchen bien y en armonía. Y es que los humanos somos presas de los mas envolventes fanatismos políticos, religiosos, personales y sexuales. Pero hay que subrayar que el hombre ha aprendido a vivir en convivencia mediante leyes, pero todavía hay que trabajar más y los logros obtenidos son frágiles y debemos luchar por mantenerlos.

 

El Maestre Hiram Abiff se esfuerza por trabajar en el templo de la humanidad en general, pero como decía mi abuela: sólo hasta que "cuando la rosa se engalana, se adorna el jardín", esto apunta también a cultivar sus propios poderes espirituales, tal como se anunció en un mar de bronce de fundición.

Salomón ya había demandado la mano de la reina de Saba, y había sido aceptada, por lo que, sintiendo que la reunión con Hiram Abiff podría cambiar su afecto, él se esforzó para consumar su matrimonio antes de conceder su deseo de conocer al Gran Maestro. Pero la reina era obstinada, intuyó la grandeza del Maestro Hiram cuya habilidad había forjado ese maravilloso templo y se sentía intuitivamente atraída hacia este hombre de conocimientos no ordinarios, como nunca lo había sido movido por la sabiduría de Salomón, que sólo encontró su expresión verbal en discursos floridos y los altos ideales que él era incapaz de llevar a la realización. Por lo tanto la resistencia de Salomón que la reina conociera al apuesto Hiram Abiff hizo que la Reina se sintiera aún más ansiosa, de modo que Salomón se vio obligado a acceder a su petición, y de mala gana hizo llamar al Gran Maestre.

Cuando Hiram Abiff apareció, y Salomón vio la chispeante luz del amor en los ojos de la reina de Saba, los celos y el odio echaron raíces en su corazón, que era, sin embargo, demasiado sabio para traicionar a sus sentimientos y hacer evidente su enojo. Pero a partir de ese justo momento fue condenado el plan de reconciliación y de la fusión de los Hijos de Seth (Religiosos) y los hijos de Caín (iniciáticos) así que el trazado por las Jerarquías divinas de reconciliar ambos bandos fracasó, naufragó en las rocas de los celos tempestuosos del Rey Salomón, la reina de Saba Balkis había seleccionado al Hombre de las ciencias ocultas, en lugar del poder político de Salomón y el egoísmo del Rey, tramó una salvajada.

La bella Reina de Saba, según la leyenda masónica, pidió entonces a Hiram Abiff para mostrarle a los obreros en el Templo. El Gran Maestro golpeó una roca cercana con su martillo para que las chispas de fuego saltaran, y en el signo de fuego, junto con el trabajo de la energía, los Obreros del templo acudieron alrededor de su maestro en una gran multitud, la cual nadie podía contar, todo listo y ansioso por hacer su voluntad. Mientras que el Rey Salomón miraba con recelo desde lejos. Y a este espectáculo tan impresiónate la reina de Saba (Balkis) sobrecogida con el maravilloso poder de este hombre mago, Hiram el Masón no solamente mandaba sobre los obreros sino que los mismos elementos parecían dóciles en su mano, que ella decidido a dejar plantado en el altar al mismo Rey Salomón y ganar el corazón de Hiram Abiff el dependiente de Lucifer.

En otras palabras, la humanidad en su pique profunda representada en la Reina de Saba siempre se ha sentido seducida más por las ciencias ocultas, lo esotérico y lo misterioso, que por la misma ciencia decadente de los profanos, cuando los ojos se abren se abren a la impotencia que ejerce lo religioso, los Hijos de Seth, que son en sí mismos dependientes dóciles de las emociones, y cuando se ve el poder y la potencia de los gobernantes de fama temporal es entonces lista para correr a ellos, y dejar lo espiritual por lo material. Esto se desde la perspectiva microcósmica de la materia.

Desde este ángulo o punto de vista cósmico observamos de nuevo que el Templo de Salomón es el Universo Solar e Hiram Abiff, el Gran Maestro, es el Sol el que viaja alrededor de los doce signos del zodíaco, decretando el místico drama de la leyenda masónica. En el equinoccio de primavera el Sol deja el signo acuoso de Piscis, que también es femenino y dócil, para el beligerante, marcial, energético, signo de fuego Aries, el carnero o cordero, en el que se exalta en el poder. Se llena el universo con un fuego creador que se tomó inmediatamente después de los innumerables miles de millones de espíritus de la naturaleza que con ellas construyen el Templo del próximo año en los bosques y pantanos.

Las fuerzas de la fecundación aplican a las innumerables semillas dormidas en el suelo hace que se germinar y llenen la tierra con vegetación exuberante, mientras que el espíritu de grupo se aparean las bestias y las aves en su cargo para que puedan sacar a luz y aumentar lo suficiente para mantener a la fauna de nuestro planeta en normal equilibro. Según la leyenda masónica, Hiram Abiff, el Gran Maestre, que utiliza un Mazo para llamar a sus obreros, y un significativo símbolo del signo zodiacal de Aries, donde esta maravillosa actividad creativa comienza, tiene la forma de un cuerno de doble pistón, que también se asemeja a un martillo. También es digno de notar que en la antigua mitología nórdica, los Vanir o deidades del agua se dice que han sido conquistados por el Asir, o dioses del fuego. El martillo con que el dios nórdico Thor golpeó el fuego del cielo tiene su contraparte en el rayo de Jove, como Hiram, el Asir pertenecen a la Jerarquía de Fuego, los espíritus de Lucifer, los hijos de Caín, la búsqueda de la Maestría positiva a través del esfuerzo individual, y por lo tanto la defensa del ideal masculino, que es diametralmente opuesta a la de la jerarquía, que trabaja en el elemento del agua.

En la actualidad, en la Orden Masónica, se representa al agua en el Mar de Bronce , y todos los que se inician tienen la obligación de aplicar este líquido en la frente otros más lo aplican en la mano, es un bautizo en sí, en la frente es donde reside el Espíritu, morada de la razón donde residen dictados y dogmas, y la ideales HEMBRA se venera en la Virgen Cósmica, virgo . La fe es el factor primordial en su salvación por medio del dogma, la actitud de la obediencia incuestionable infantil está cultivando en las iglesias o en la universidad, pero luego es liberado el iniciado por medio de la Palabra.

Todo es diferente en el Templo de la otra Orden Masónica, aquí ya no hay axiomas de la ciencia ni dogmas religiosos, las pesadas cadenas colocadas en las escuelas y las universidades te es retirada, y la venda que la religión te coloco sobre tus ojos te es quitada, cuando el candidato entra allí, "pobre", "desnudo" y "ciego", se le preguntó a la vez lo que está buscando, y cuando él contesta " La Luz", la ciencia que se imparte en las Universidades es obvio que no le dio la verdadera gran Luz, así que es el deber del maestro masón para darle lo que pide y hacer de él un Libre Masón aprendiz -es un Niño recién nacido, un alumbramiento el que ha experimentado, un nacer de nuevo-. Es su deber también a enseñarle a trabajar su propia piedra, y ser un hombre ideal solar, un nuevo Hiram Abiff, el Maestro, se presenta para la superación. Se le enseña a estar siempre dispuestos a dar razón de sí mismos. Mientras se califica en la obra, se levanta poco a poco, y en cada nivel se le da más luz y más luz. Hay grados de 3x3 en los Misterios Menores, y cuando el candidato haya superado el noveno arco, él está en el Lugar Santísimo, el cual forma la puerta a mayores campos más allá del alcance de la Masonería.