Les presento aquí, queridos lectores, al Creacionismo Medieval, capturado por la mente de un gran artista como lo fue Miguel Ángel, y plasmado en el techo de la Capilla Sixtina, allá por el año 1511, representando uno de los más enigmáticos pasajes bíblicos, como lo es el del Génesis, respecto del cual, el primer hombre, Adán, ese primer ser mítico y terrenal que el creacionismo medieval impuso, -y que hasta hoy en día aún se mantiene-, sobre las mentes intelectualmente desprotegidas. Adán, el primer ser varón creado por otro ser varón, espera sentado pacientemente desde su triángulo terrenal, que una grata compañía, -que todavía está dentro de los ámbitos de lo divino-, le sea provista para multiplicarse y esparcirse por sobre la faz de la Tierra.
La Creación de Adán, de Miguel Ángel. Hacer clic en la imagen para ampliar. |
Pero lo que no se imaginaban aquellos que le encargaron tan magnánimo trabajo artístico y filosófico a Miguel Ángel Buonarroti, es que esta pintura, oculta tras un complejo velo transparente, un concepto que se opone drásticamente, a todo lo que el creacionismo, impulsado por la religión Católica de aquellos tiempos, ha pregonado erróneamente por muchos cientos de años, llegando a asesinar a todo aquel que no estuviera de acuerdo con su corriente de pensamiento; ese concepto opuesto al creacionismo es el racionalismo, concepto que fue presentado por Miguel Ángel, por intermedio de esta pintura, ante los ojos de sus "clientes eclesiásticos", sin que éstos se percataran siquiera del verdadero significado oculto que encierra la pintura. A la vista del mundo eclesiástico fue representado el concepto creacionista, mientras que a los ojos de su autor, y luego de muchos otros más, fue representado un claro racionalismo, oculto a plena vista de todos, pero a la mirada de unos pocos, por un conjunto de detalles que pasaré a detallar a continuación.
En esta pintura, en "La Creación de Adán", podemos percibir a simple vista, dos secciones bien diferenciadas, dos representaciones de realidades contrapuestas, dos mundos separados por un muy estrecho espacio -incognoscible- entre dos dedos índices a punto de hacer contacto para que surja la chispa divina que unirá aquellos dos mundos, aquellas dos realidades, realidades éstas que dejaron sellado con el óleo y el sudor de Miguel Ángel, el origen dual del ser humano.
Esa dualidad a la que hago referencia en el párrafo anterior, proviene de la unión de lo divino con lo terrenal, de la fusión de dos características innegablemente intrínsecas al ser humano, de la integración de dos particularidades que provienen desde la mismísima creación del universo, desde el enigmático Big Bang; y que es la unión de la energía (o materia) por medio de las fuerzas físicas y cuánticas que gobiernan nuestro universo, siendo estas últimas fuerzas, la características meramente divinas que le dan forma, entidad y razón de ser a todo lo que existe en el universo, y en este caso de estudio, al propio ser humano. Es decir que, en la pintura, Miguel Ángel ha querido dejar reflejado el carácter dual del ser humano, comprendido éste por la materia gobernada divinamente por las fuerzas físicas de la naturaleza. La Materia y las fuerzas físicas, la tierra y el cielo, lo humano y lo divino, lo que se encuentra abajo y lo que se halla arriba; dualidades éstas que, mas allá de las incontables interpretaciones que diferentes filosofías le han querido conferir por siglos, siempre tienden a unirse, de una u otra manera, por la acción inconsciente, -y posteriormente consciente-, de la divinidad innata que el Hombre conlleva sobre su propio Ser, sobre su psique.
Por consiguiente, y sin dejar de lado la divinidad plasmada por el pincel de este gran artista sobre su magnánima obra; producto ésta, de su mente creadora, y que hoy me he decidido a analizar aquí desde mi punto de vista; quiero continuar interpretando, o bien, descorriendo el velo transparente que oculta el verdadero significado de esta obra, que impide que se revele a simple vista lo que el mismísimo Miguel Ángel ha querido transmitir en aquel entonces, mas allá de que lo solicitado por el papado de aquellos años oscurantistas haya sido de carácter eminentemente creacionista, este gran artista se las ingenió para dejar en claro oscuro su postura al respecto y su visión racionalista de la creación del Hombre, aunque ésta no haya sido percibida en aquellos momentos.
Pero continuemos con el análisis de la obra. Sigamos descorriendo el velo que cubre el verdadero mensaje que se encuentra a la vista de todos pero a la mirada de unos pocos, por lo menos, era así en el medioevo.
Si observamos la postura de Adán, lo podemos ver con la mayor parte de su cuerpo desnudo recostado sobre ese pequeño triángulo verde de la Tierra, representando con ello, su origen terrenal, material, animal, como queriendo significar que Adán recién está emergiendo desde las entrañas de la Madre Tierra, madre que le supo dar la materia que por ahora, débilmente puede mover hacia un Dios que espera con ansias hacerse carne por intermedio de Adán. Y siguiendo con Adán, podemos apreciar que él apenas puede levantar su brazo izquierdo para estirarlo débilmente, al igual que lo hace con su mano, en dirección al Ser que, desde los cielos, le dará la Chispa Vital, le imprimirá el empuje Causal proveniente desde la divinidad, desde la creación del universo, desde aquel punto infinitesimal denominado Big Bang, desde aquel cúmulo de fuerzas de la naturaleza que todo lo impregna y que harán de Adán un ser dual y rebosante de vida quien luchará por llegar a la divinidad... querrá ser Dios, sabiendo que Dios, también quiere ser él.
Casi todo el cuerpo de Adán yace apoyado sobre la madre Tierra y solo tiene las fuerzas necesarias para alcanzar la Divinidad, Divinidad ésta que lo espera y trata de alcanzar también, desde lo alto, desde el cielo, desde arriba. Adán intenta con todas sus fuerzas terrenales alcanzar a Dios, sin saber que Dios intenta alcanzarlo a él. Es que ambos son lo mismo, con la diferencia de que Dios, la divinidad, las fuerzas de la naturaleza, están conscientes de su propia condición divina, mientras que Adán no, ya que todavía no ha comido el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, por lo que su conciencia no se ha desarrollado aún.
También es evidente la condición andrógina de Adán, debido a que su miembro viril aparenta ser un pene y una vagina, ambos en el mismo lugar de su pubis, representando con esto, lo masculino y lo femenino, esa dualidad desde la que todos provenimos, y que luego anhelamos transmutar, -mente consciente de por medio-, para arribar a la Unidad de la dualidad, para alcanzar esa Chispa Divina que nos convertirá en Uno con el universo. Chispa que debemos encontrar por medio de nosotros mismos, con el racionalismo que nos debería caracterizar a todos los seres humanos, y no por medio del creacionismo que hasta hoy en día todavía tiene sus fieles defensores, ya sea por simple e inocente creencia, o también por interés.
Ahora bien, Adán yace sin fuerzas sobre la Tierra, diría yo que todavía entremezclado con ella, mientras que el supuesto evento creacionista desciende desde los cielos, de la mano derecha creadora de un Dios antropomorfo, rodeado de ángeles y de diversas telas de color verde y rojo oscuro, como una manera de demostrar la acción de Dios sobre el ser humano, que, -como dicen las escrituras-, fue creado a su imagen y semejanza. Dios, desde arriba, desciende con su firme y fuerte brazo derecho extendido, y por medio de su robusta mano, levantando su dedo índice en dirección a Adán, como intentando hacer contacto con el débil dedo índice de la mano de éste.
El brazo izquierdo de Adán trata de alcanzar y obtener aquellas fuerzas físicas de la naturaleza que hacen que la materia tenga su razón esencial de ser, mientras que su brazo izquierdo permanece inmóvil, retraído bajo su cuerpo, como esperando utilizarlo luego, para abrazar a quien será su compañera: Eva. Mientras que Dios, desde el cielo, estira su poderoso brazo derecho para intentar entrar en Adán y ser carne, -así como aquel, llegar a ser divino-, mientras que el brazo izquierdo de Dios, abraza a una figura femenina detrás de Él, figura ésta que no hace mas que mostrarse expectante y con su mirada fija hacia un terrenal Adán que espera liberarse de su condición de andrógino. Incluso la supuesta figura femenina, Eva, coloca su mano izquierda sobre el brazo izquierdo de Dios, como simbolizando una posible procedencia divina de la Mujer, ya que el nombre Eva significa, "Madre de los vivientes", "dadora de vida", como una fiel muestra de la condición divina de Eva, debido a que, mucho antes de que ella sea creada a partir de una de las costillas de Adán, mas un poco de barro, ésta ya estaba en la mente de Dios. Incluso, uno de los ángeles de la derecha, o sea, a la izquierda de la que sería una futura Eva, intenta retenerla para que Dios no pueda reunir lo masculino y lo femenino en dos cuerpos separados, eliminando la condición andrógina de Adán.
De todas maneras, hasta aquí, muy someramente he detallado mi punto de vista respecto de lo que ocultaría esta gran obra de Miguel Ángel, pintada con mucho sudor y lágrimas, sobre el techo interior de la Capilla Sixtina, ubicada ésta en la Ciudad del Vaticano, hace mas de quinientos años.
Lo que en realidad oculta esta pintura, va mas allá de la capacidad de imaginación que tenían los religiosos de aquella época, -y de muchos de hoy en día-, debido a que, Miguel Ángel supo ocultar un perfecto racionalismo detrás de un velo transparente de creacionismo, hecho añadido que le vale mis mas sinceras y humildes felicitaciones.
Pero veamos a que me refiero con que Miguel Ángel estaba convencido de que el creacionismo era un concepto teológico muy errado y que el racionalismo, el uso de la razón, era la única vía para entender al Universo, como también a Dios, y por supuesto a los Hombres. Y a lo que me refiero, es a que el Sr. Buonarroti, de una manera magistral supo simbolizar a Dios, a Eva, a sus Ángeles y a las largas telas rojas y verdes que los envuelven, como una fiel representación anatómica y fisiológica del cerebro humano. Es así estimados lectores, aquella divinidad que desciende de los cielos, no es más que un gran símbolo que nos hace ver que dicha divinidad del hombre pasa por el uso de la razón y del llegar a la tan ansiada -aunque desafortunadamente no alcanzada por todos- conciencia del Si, y que la creación de nuestra especie no fue obra de un Dios omnipotente con forma humana masculina, sino que fue debido a la interacción de la materia con aquellas fuerzas divinas de la naturaleza, que le dieron y le dan estructura y vida a nuestro universo.
Ahora centrémonos en esa especie de cerebro simbolizado por Dios y los Ángeles, que el pintor supo plasmar en su obra, y de una manera oculta para quienes no tenían -o tienen- ojos para ver (o mirar desde mi punto de vista).
Comparativa gráfica del Creacionismo Católico, con el Racionalismo oculto por Miguel Ángel, basado éste en la razón y por ende, en el cerebro humano. Hacer clic sobre la imagen para ampliar. |
Como vemos en la imagen comparativa, podemos apreciar, en la parte superior derecha de la pintura de arriba, la idea del "creacionismo católico", representado éste, aunque de manera oculta por el pintor, pero fundamentándose en una idea antagónica a aquella, es decir, por medio de un claro racionalismo basado pura y exclusivamente en la morfología y el funcionamiento del cerebro humano, como se puede ver en la parte inferior derecha de la misma imagen.
Veamos, y antes de proseguir con el análisis de esta incuestionablemente enigmática pintura, podemos encontrar que Eva, quien todavía se ubica en lo alto del cielo, dentro de la mente de Dios, ya está destinada a ser parte de Adán. ¿Y porque digo esto?, porque, como lo podrán apreciar en la siguiente imagen, en la pierna izquierda erguida de Adán, sobre la que apoya débilmente su brazo izquierdo, -mismo brazo que utiliza Dios para retener a Eva en su mente divina-, se vislumbra una figura un tanto humanoide que se asemeja a un torso y a las piernas de una mujer, por lo que, si coloco la cabeza de Eva, -quien todavía se halla dentro de los planes de Dios-, sobre la rodilla izquierda de Adán, queda conformada una figura femenina, como que Miguel Ángel nos está queriendo decir que Adán y Eva, -antes de que Dios la cree, luego de extraerle una costilla a Adán-, son ambos un solo Ser por el momento, y que está representado por la condición dual, Andrógina de Adán. Pero veamos la imagen de lo anteriormente expresado.
Ver representación de Eva sobre la pierna erguida izquierda de Adán. Hacer clic sobre la imagen para ampliar. |
Centrémonos ahora en la mente de Dios. En esa intrigante imagen que baja desde los cielos, repleta de ángeles, todos dispuestos alrededor de Dios y de Eva, y que es envuelta por una especie de tela de color rojo.
Como ya lo nombre antes, en este mismo artículo, Miguel Ángel representó en su pintura, ni mas ni menos que al cerebro humano, y no solamente por su forma externa, sino que también lo hizo con ciertas funcionalidades, plasmadas allí, muy ocultas, tras un velo transparente de racionalismo, propio de él mismo, pero no así del creacionismo católico.
Para continuar analizando ese cerebro dibujado por Miguel Ángel, y que contiene, psicológicamente hablando, a todos nuestros dioses y a nuestros demonios, e incluso, también a Eva; primero debo mostrar la imagen que se corresponde con el supuesto cerebro que el artista quiso plasmar en su obra. La imagen es la siguiente:
El cerebro de Dios. Su forma y su funcionamiento. Hacer clic sobre la imagen para ampliar. |
En dicha imagen, a mi parecer, el artista ha representado, no solamente a la forma externa del órgano que nos hace ser y existir, que nos hace ser seres conscientes y de razón, -aunque a algunos, esto les sea indiferente-; sino que también ha querido representar ciertos aspectos internos del mismo, tanto morfológicos como también funcionales.
Veamos.
Como podemos apreciar en la imagen de arriba, la forma externa del cerebro está representada por la tela de color rojizo que cubre casi a todos allí dentro y que representaría la llamada Duramadre, delgada membrana que recubre a todo el cerebro y lo separa del cráneo. Allí, Dios no solo atraviesa todo el cerebro, de punta a punta; desde el Tallo Cerebral y el Cerebelo, hasta el Lóbulo Frontal, pasando por el Tálamo, el Fórnix, la Hipófisis, el Hipotálamo, el Cuerpo Calloso y la Circunvolución Cingulada; sino que también puede salirse de los límites físicos del mismo. Mientras que con sus pies, Dios estaría conectándose con el resto del cuerpo, con su brazo derecho extendido (y no olvidemos que el hijo de Dios se sentó a la derecha de Él) estaría haciendo énfasis en el poder que tiene el cerebro humano; y que no es solamente el de limitarse al interior de esa tela rojiza, de la denominada, Duramadre, o sea al interior del cráneo; sino que nuestra naturaleza dual, material y divina, nos convierte en dioses también, pudiendo trascender nuestro propio límite corporal.
Ahora bien, alrededor de ese Dios, que es la parte principal y central de ese vehículo divino que proviene de los cielos, se encuentran los ángeles, y también la que será la futura esposa de Adán: Eva, abrazada ésta por medio del brazo izquierdo de Dios. Incluso, la mano izquierda de Dios, toca el hombro derecho de uno de los ángeles que intenta retener a Eva en ese mundo divino, ese ángel, con su ademán, trata de que Eva no trascienda desde lo divino hacia lo terrenal, que no forme parte externa de la dualidad andrógina del hombre que Dios llamó Adán y que débilmente aguarda recibir el insuflo de vida, la chispa Divina, que le hará levantarse de su actual condición, para poder, de esa manera, prepararse para la llegada de su compañera. Ese ángel que trata de retener a Eva, estaría representando las fuerzas tiranas del inconsciente.
Entonces, y con el objeto de ir comparando el cerebro oculto de Miguel Ángel, con las partes y funcionalidades de un cerebro humano real, primero les adjuntaré una imagen descriptiva de éste último.
El Cerebro Humano y alguna de sus partes. Clic para ampliar. |
Si vamos comparando con la imagen anterior a esta, podemos encontrar unas cuantas analogías más, que las ya expresadas hasta ahora, como por ejemplo, que el área denominada "Circunvolución Cingulada", es la que funcionalmente interviene en la manera en que el ser humano se adapta al medio para asegurar su supervivencia. Y, ¿que coincidencias no? ya que dicho área, en la pintura de Miguel Ángel, está representada por el brazo izquierdo de Dios que justamente abraza y mantiene preparada a Eva, para entregársela a Adán y de esa manera asegurar la supervivencia de la especie. El Génesis, a este respecto dice:
" 1,26: Y dijo Dios:
—Hagamos al Hombre a nuestra imagen y semejanza; que ellos dominen los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos y todos los reptiles.
1,27: Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 1,28: Y los bendijo Dios y les dijo:
—Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra."
Veamos ahora, una comparación gráfica de lo antedicho respecto de la Circunvolución Cingulada:
Circunvolución Cingulada del cerebro representada por el brazo izquierdo de Dios. Clic para ampliar. |
Circunvolución Cingulada del cerebro humano que regula características respecto a la supervivencia de la especie. Clic para ampliar. |
Como ya lo he explicado, Dios ocupa toda la parte central del cerebro desde el Tallo Cerebral y hasta el Lóbulo Frontal. Y como nos podremos imaginar, todas las partes internas del cerebro, alejadas de la corteza, cumplen las funciones mas importantes de éste, como por ejemplo, que a través de lo que se denomina como Cuerpo Calloso (en color rozado en la imagen anterior) exista una vía de comunicación entre un hemisferio cerebral y el otro, con el fin de que ambos lados del cerebro trabajen de forma conjunta y complementaria. El Tálamo controla los procesos físicos automáticos; la Hipófisis que segrega hormonas para regular un proceso que se denomina Homeóstasis, el cual es una propiedad que tienen los organismos vivos, y que consiste en la capacidad de establecer de manera indeterminada en el tiempo, una condición interna estable reacomodando los cambios que se dan en su entorno, mediante la regulación del intercambio entre materia y energía con el exterior (metabolismo); el Tallo Cerebral, que controla entre otras funciones, la respiración, la regulación del ritmo cardíaco y aspectos primarios de la localización del sonido, además de su función primordial de conectar el cerebro con el resto del cuerpo; el Fórnix, que su función es de unir todos los elementos del Sistema Límbico del Hemisferio Derecho con los del Hemisferio Izquierdo. Como podemos ver, y aunque el cerebro tiene muchas mas secciones internas cerebrales que nombrar, las detalladas anteriormente nos dan una idea del porqué Dios se encuentra en el mismo lugar que aquellas secciones dentro de la pintura de Miguel Ángel. Con esta síntesis precedente, comprendemos, o lo tratamos de hacer, el porqué Dios ocupa el centro del supuesto cerebro en su obra "La Creación de Adán", y simplemente es porque en el centro del cerebro se encuentran las funciones o secciones mas importantes.
Antes de terminar, con una pequeña comparación de los ángeles y la corteza cerebral, adjunto una imagen que esclarece lo anteriormente explicado en el párrafo precedente.
Nuestra divinidad ocupando las secciones mas importantes del cerebro. Clic para ampliar. |
En cuanto a los ángeles, los cuales se disponen conformando un enigmático conjunto de singulares poses y ejecutando diferentes ademanes y expresiones faciales, éstos seres celestiales se corresponden con la corteza cerebral, es decir, con todo lo que se encuentra alrededor de Dios, o sea, circundando a las funciones y órganos centrales del cerebro.
Y antes de pasar a las comparaciones de la corteza cerebral con los Ángeles que la representan en la pintura de Miguel Ángel, debo agregar otra imagen para entender mejor a lo que me refiero.
Ángeles que representan la corteza cerebral en la pintura de Miguel Ángel. Clic para ampliar. |
Como podemos observar en la imagen anterior, los tres ángeles que se encuentran en el área motriz -en la parte superior del cerebro- demuestran justamente movimiento, se puede notar un viento que roza sus caras y cabellos, como si se estuvieran moviendo hacia adelante a una cierta velocidad. Por otro lado, a los ángeles que se encuentran detrás de Eva, se les pueden percibir expresiones que denotan sentimientos varios, como preocupación, miedo e ira, ángeles éstos que se encuentran justamente en el área de sensibilidad general y en la psico-sensitiva, ubicadas también en la parte superior y posterior del cerebro, en el Lóbulo Parietal. En cambio, los ángeles que se encuentran en la parte inferior del cerebro, específicamente en el Lóbulo Temporal, denotan un aspecto oscuro y tenebroso, y hasta uno de ellos no muestra su cara, debido a que se halla de espaldas, lo que sugiere que están simbolizando la psique profunda, el inconsciente, y físicamente, los dos niveles mas antiguos del cerebro humano, y que son el Sistema o Cerebro Límbico y el Cerebro Reptiliano.
Como vemos, el transparente velo que ha sabido colocar el genial Miguel Ángel sobre esta bella obra denominada "La Creación de Adán", y en plena época del creacionismo católico, no hace mas que reafirmar, que es imposible, -y así lo será siempre-, evitar que la razón supere al dogma. Este pintor del renacimiento ha sabido plasmar sobre un fresco netamente creacionista a simple vista, un claro racionalismo oculto a los ojos que solo veían e lugar de mirar, racionalismo éste, muy acorde al pensamiento del artista Buonarroti.
http://www.erminauta.com/2014/05/la-creacion-de-adan-por-miguel-angel.html
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