Hay la historia de aquel masón erudito; que cuando se inició masón, se dio a la tarea de escribir sobre que era para él la Masonería, y así se dedicó a escribir, durante toda su brillante carrera masónica.
La leyenda de este masón escritor que convertía piedras en oro es la siguiente: justo en el año de 1900, en el Oriente de España , según un nieto de este hermano, se inició su abuelo; este era un hermano muy erudito, que dedicó toda su carrera masónica a la labor de reunir todo el conocimiento masónico, viajo por todo el mundo visitando muchísimos orientes, y conversando con infinidad de hermanos.
Escribió un volumen enorme y bien fundamentado en el que detallaba todo lo que había encontrado sobre masonería; y, al final, se dijo satisfecho de una labor masónica bien hecha. Luego le asalto, la idea de que había escrito demasiado, y disipó su satisfacción. Así que se sentó a escribir, luego de su exaltación al sublime grado de maestro masón, ahora en el Oriente de México, y dedicó otros diez años para reducir el volumen original a la mitad de su tamaño.
Cuando hubo terminado su entendida labor masónica, de nuevo se consideró muy satisfecho; pero de nuevo observó que estaba equivocado. Con extremada precisión, redujo esta segunda obra masónica a una sencilla plancha de arquitectura de sólo una página. Pasaron otros diez años y el ya maduro masón español se hizo mucho más sabio.
Tomó aquella sola página y la redujo a una sola y única línea que contenía todo lo que para él había por saberse sobre el secreto masónico.
“Masonería es tomar personas buenas y transformarlas en mejores” -eso escribió- Al cabo de una década más, el viejo masón escritor se encontraba cerca de partir al Eterno Oriente. Había colocado esa extraordinaria línea en un marco en la pared para guardarla en un lugar donde pudiera ser leída constantemente por los hermanos de su taller, con la intención de luego explicarle a los aprendices acerca de ella. Pero el anciano masón ahora cambió de parecer una vez más.
Hasta esa línea hizo trisas, y meditó, es demasiado una frase. Suponga que toda la sabiduría masónica se redujera exclusivamente a una sola palabra: imagine que esa única palabra se escribiera hoy en día y se le entregara al masón . Y con ella ( esa sola palabra) podría comprender la base de toda vida masónica y de todo empeño del masón: el amor fraternal, la política, la revolución mexicana, el celo masónico, la hermandad , el orden en el caos, la lucidez, la historia de la masonería, su propósito, sus juramentos, al mismo tiempo que quebrantar juramentos , con esa palabra se podría comprender a Dios ( El Gran Arquitecto del Universo) , los rituales, los que desertan de la orden , la sociedad de hermanos , la escuadra y el compás, la mitología de Hiram, los aprendices , y un sinfín de cosas más sobre masonería y el mundo, se pudieran entender con esta palabra.
Es más: imagine que esta palabra única pudiera decirle todo acerca de sí mismo y de la masonería; que pudiera resolver todos sus problemas y apaciguar todas sus inquietudes sobre masonería. Pero si toda la sabiduría de la masonería se pudiera comprimir en una sola palabra, que invitara al cambio de sí mismo, de la sociedad y del mundo entero, sin duda alguna haría todas estas cosas y más. En masonería existe una palabra, que es la palabra escondida en cada tenida , invocada por todos los masones del pasado y del presente a partir de una infinidad de hechos y ceremonias, que se ha hecho asequible como unidad integrada para explicar esas cosas secretas de la francmasonería.
Esta palabra es la filosofía masónica de la filosofía masónica , que lleva así el tema masónico completo de vuelta a la verdad mas sencilla y humilde. Esta palabra es ¡TRANSFORMACIÓN! La Masonería es un sistema dentro del que caben los más grandes principios de moral, alberga dentro a todo tipo de razas y credos. Es una institución donde se fomentan la filantrópica, la Fraternidad y donde se enaltecen todas las ciencias, buscando el progreso de los pueblos. Es un lugar se enseña a expresarse en libertad respetando las opiniones de todos.
Vicente Alcoseri
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