Según la mitología sumeria, el primer templo que se construyó fue el é-apzu en honor al dios Enki - é-apzu, ó é-engur, “La Casa de la Aguas Subterráneas” - en Eridu y cuyo hecho está corroborado por la excavaciones arqueológicas realizadas en Tell-Abu Shahrein, su actual nomenclatura, en Iraq.
« (nam)-lugal an-ta èd-dè-a-ba (eri)du [ki] nam-lugal-la » «(Cuando) la realeza del Cielo bajo; en Eridu estuvo el reino »Inicio de la “Lista Real Sumeria”. Prisma Weld-Blundell,1923,444, 2170 a.c.
Estas evidencias arqueológicas nos conducen al posible primer templo de Eridu y que podríamos situarlo a finales del periodo de Hassuna en los principios del V milenio a.c. Seguramente este “sacro lugar” no consistiera más que en una choza de mampostería y a la que se identifica como tal por el hecho de ser el nivel más antiguo de una serie de estratos que, en un nivel determinado, nos proporcionan evidencias de un altar, unos nichos decorados, así como de ofrendas - más exactamente de un conjunto de huesos ennegrecidos de pescado (N. Postgate, 1999) -. Esta construcción capitular se vería modificada en su concepción en el nivel IX, y ya dentro del periodo IV de Obeid (3900-3500 a.c.) , donde aparece sobre una plataforma aislante del suelo y cuya estructura y edificación fue ampliada, repetidas veces durante el periodo de Uruk, 3500-3100 a.c., mediante apliques de mampostería que paulatinamente elevarían la altura del conjunto y que, ya dentro del III milenio, constituirían, por los sucesivos añadidos y restauraciones, lo que conocemos en la actualidad con el término acadio de “ziqqurat”ó como la denominaban los sumerio: “É-gal” o “casa-grande”.
Primera conclusión: En un primer momento, estos conjuntos arquitectónicos tuvieron forma de “pirámide truncada” debido a un “crecimiento orgánico” exclusivamente. Los arquitectos nunca tuvieron la intención primigenia de levantarlo con tales proporciones, caso de las pirámides egipcias o mayas, si no que fue como consecuencia de un mantenimiento y reedificación a lo largo de los tiempos que tomaba como cimentación la anterior construcción. No existe conexión, en su intención arquitectónica, entre los “ziqqurat” mesopotámicos y el resto de las pirámides del mundo.
Planta del “Templo Blanco” de Uruk sobre la plataforma de su ziqqurat. Finales del IV milénio a.c. aprox
Dentro de la plataforma que constituía la parte superior de la “pirámide”, y en la que se refiere al edificio situado sobre ésta, hemos de dirigirnos a los yacimientos de Uruk y Uqair. Como ya se ha comentado, en el templo de Uruk - Levantado en honor a dios Anu, la mas alta dignidad del panteón sumerio - , al igual que en Eridu, se ha conservado esa secuencia anterior de sucesivas rehabilitaciones - las primeras datan del periodo de El-Obeid - , del templo sobre los restos de las antiguas edificaciones, pero con la diferencia que aquí la parte superior sigue manteniendo los mismos rasgos arquitectónicos que los levantados durante el periodo de Uruk , con la particularidad que el templo mantiene aún los criterios de distribución correspondientes a un periodo de El-Obeid y que hemos ya descrito: Disposición tripartita, “altar” , muros con nichos, etc. Los muros del edificios habrían sido decorados con diversos motivos - apliques cónicos de arcilla y vidriados - y recubiertos con cal, de ahí su nombre de“Templo Blanco”.
Es de resultas evidente que las principales manifestaciones religiosas se realizaban en el recinto sagrado del templo. Templo, que en el caso de Uruk, estaba divido por un pasillo central del que dependían dos grupos de habitáculos y que en su fondo oeste, y en el centro del pasillo, disponía de un bloque que probablemente se tratara de un “asiento” y donde reposaría la estatua en representación del dios- Esta estructura templaría dirigida a la “privacidad” del dios, cambiaría con el paso del tiempo y ya en la III dinastía de Ur, siglos XXII-XXI a.c., pasaría a ser en forma de “T” con una capilla rectangular que contendría la estatua sentada del dios confrontada con la puerta de acceso y visible en su apertura. (A Hoyos) –
«(33) En aquel tiempo, el elegido señor por Inanna en su corazón, elegido por Inanna en su sagrado corazón de la montaña brillante, Enmerkar, el hijo de Utu, realizó una plegaria a su hermana, la señora que concede deseos, la sagrada Inanna: (38) “Hermana mía, permite que Aratta, en mi nombre, trabaje hábilmente el oro y la plata para Unug (Uruk). Permite que separen de la piedra informe nítido lapislázuli, permite (…) rutilante puro lapislázuli (…) decoren una sagrada montaña (ziqqurat) en Unug. Permite que, bajo los cielos, Aratta construya una morada, tu lugar de culto, el resplandeciente Eanna; Permite que Aratta trabaje hábilmente el interior del sagrado ‘giparû’, tu morada…» Pasaje de “Enmerkar y el Señor de Aratta” Texto neo-sumerio. Siglo XXI a.c.
Según la teología mesopotámica, los dioses eran los creadores del mundo, así como de la humanidad; estando estos últimos obligados a servir a las divinidades a fin de conseguir una individual y colectiva prosperidad, así como de buenos augurios para el futuro. Estos servicios consistían en proveer a estos seres supremos, en éste caso sus representaciones, de lo que se suponía necesitaban para llevar una confortable existencia de carácter humano - Esta servidumbre consistía, entre otras, en su aseo personal ó purificación, alimentación y vestidos, así como la administración y conservación de las posesiones del dios en la Tierra: Residencias, tierras de cultivo, frutales, huertas, granjas y animales.. -. Atenciones que fueron planificadas exquisitamente en aras de evitar cualquier error o negligencia, ya que cualquier falta cometida en su proceso llevaría con consecuencia el padecimiento de espantosas desgracias tanto por parte de los habitantes como de las ciudades, y que conforman el conjunto de los rituales sagrados mesopotámicos.
Al igual que un soberano reinante vivía en el palacio con su familia y mayordomos, así el dios principal de la ciudad convivía con otros dioses a modo de familia y sirvientes – Así la diosa Inanna, la hija de Anu, tenía su residencia en el recinto amurallado del Eanna al este del “Templo Blanco” - Bajo la guía de los sacerdotes, los habitantes de la ciudad proporcionaban el sustento y atenciones a los dioses a lo largo del año. Por el contrario, su “residencia oficial” ó templo nunca fue un sitio donde cualquiera pudiera acceder a realizar personales exequias al dios, sólo a cierto tipo de sacerdotes, y otro selecto personal del recinto sagrado, les era permitido “representar” las atenciones más cercanas con la divinidad , siendo en contadas ocasiones, caso del“Festival del Año Nuevo”, cuando el rey ó alto dignatario de la ciudad tenía acceso a la apertura de la habitación privada del dios o “giparû”.
Nota: – En las imágenes superiores poder apreciar la representación de la apertura del “giparû” del dios Enki, ó Ea en dos cilindros-sello mesopotámicos. En la figuración aparecen dos servidores de la divinidad abriendo las cancelas o puertas de la estancia a fin que el dios Usimud, consejero de la divinidad, pueda ser audienciado -
Segunda conclusión: Los templos de los ziqqurat, y por ende la residencia de la representación plástica del dios principal de la ciudad, nunca tuvieron como función principal ser observatorios astronómicos, u otra función similar, como podrían ser las de las pirámides aztecas o mayas, y mucho menos, y como anécdota ser, como ciertas parapléjicas “teorías extraterráqueas” sostienen, “Stargates” o “puertas de estelares”. Dicho esto, no cabe duda que existe una conexión entre el diseño, así como de materiales utilizados, de los templos uruquitas y las primeras mastabas de las dinastías egipcias 0/I como fruto de la influencia de Oriente Próximo tanto en el Bajo como en el Alto Egipto. Hecho que posiblemente nos hiciera considerar un uso similar de ambas como “residencia final de un dios” . Mas, tal suposición habría que contextualizarla dentro de los diferentes aspectos religiosos que presentan las dos religiones.
De hecho, la religión egipcia nos habla de un “dios viviente”, pero sin la plenitud que su unión con Osiris le supone. De tal manera que, tras su muerte, el faraón podría ser considerado realmente un dios y su pirámide tomar unas atribuciones similares a los templos mesopotámicos como su “segunda residencia” en la Tierra. Si bien, nunca tomo las atribuciones de un templo mesopotámico en otros aspectos fundamentales que eran asumidos por el palacio y el templo del dios patronal egipcios. No existe plena conexión, en su intención funcional, entre los templos de los “ziqqurat” mesopotámicos y el resto de la pirámides del mundo.
Referenciado a lo anteriormente expuesto, el templo mesopotámico no era sólo un centro religioso, como ya hemos sugerido, si no también un centro económico cobrador de impuestos, administrador de tierras y esclavos, y que formaba parte del circuito comercial de mercancías. También realizaba préstamos dinerarios y, como práctica habitual, ofrecía en arrendamiento tierras de cultivo a campesinos o mayores propietarios. Hasta tal era así que podemos decir, sin temor a equivocarnos, que junto al palacio, y en función de la época, ya sea juntos o por separado, poseyeron, o controlaron, la mayoritaria parte de las actividades económicas de las ciudades mesopotámicas.
Antiguo imagen del conjunto arqueológico de Warka (Iraq). Aparece el “ziqqurat” y “Templo Blanco” de Uruk. 3200-3000 a.c.
« (44) Ésa tablilla de arcilla (contenía) los rituales del culto a Anu, los sagrados ritos de purificación “šuluhhu”, los rituales sobre la legislación del reino (en la tierra del dios) , incluyendo los divinos rituales de purificación “šuluhhu” del templo de Rèš, del templo de Ešgal, (45) del templo de Eanna y de otros de Tiranna. El ritual de actividades de los exorcistas, de los sacerdotes plañideros, de los cantores y de los artesanos (46) De todos ellos, subalternos de (…) sin mencionar a los aprendices, según (dicta) el contenido de las tablillas, (47) la cual Nabopolassar, rey de las Tierras del Mar, sacó de Uruk. En aquellos tiempos, Kindin-Anu de Uruk (48) el exorcista de Anu y Antu, descendiente de Ekur-Zakir, el gran sacerdote del templo de Rèš (49) dijo: Esas tablillas, en tierras de Elam, y durante el mandato de Seleuco y Antioquio, los reyes, (50) fueron copiadas y devueltas a Uruk.» Pasaje de TU 38, 44-50. Texto helenístico de Uruk. Siglo II a.c.
Una concreta información en los escritos mesopotámicos de las características de los rituales y culto a los dioses no ha sido posible de obtener, por ahora, sin embargo en el texto anterior, del que hemos dado un pasaje, nos da una idea de la composición de tales liturgias. Rituales que englobarían la reglamentación o ritos, como dicta el texto, de las actividades y organización de los templos en la ciudad de Uruk durante la época helenística fruto de anteriores procedimientos. Así en éstas se describiría los procedimientos principales débitos al culto del dios An; los ritos de purificación de los diferentes templos uruquitas; así como la regulación de los propósitos de cada uno de los servidores, y por tanto de los servicios, que el templo proporcionaba y que iban desde procesos de exorcización demoníaca hasta la elaboración de productos artesanales, concluyendo con las pauta a a seguir dentro de las labores de enseñanza en las distintas ocupaciones que englobaban las prolijas actividades templarias.
No cabe duda que tales actividades necesitarían de almacenes, graneros y talleres. En algunos casos - Caso del inmenso espacio del “Bagara”, en la ciudad de Lagash – puede haber existido acomodo para estas instalaciones dentro del propio templo, pero parece ser que la generalidad nos conduce a la existencia de grandes espacios en la inmediaciones del templo - caso del complejo del Eanna en Uruk – o dispersos por la ciudad e incluso en la inmediaciones de ésta. - Tal situación vendría dada, en la época pre-babilónica , por el templo del dios Sin situado en Khajafad, almacenaba el grano en distintos pueblos de las inmediaciones, siempre bajo el control de la administración del templo -. Se conoce que durante el periodo Protodinástico III y acadio, 2600-2200 aprox., el llamado “Palacio Norte” de la ciudad de Ešnunna estaba dedicado prácticamente a la producción de textiles y que templos, como el de Guabba en Lagash, durante la III dinastía de Ur, ocupaban en tales labores a 6000 personas entre mujeres y niños.
Tercera conclusión: Los templos mesopotámicos funcionaban fundamentalmente como centros de producción económica. Actividad que era administrada y dirigida por los sacerdotes en su papel de delegados del dios patronal, que supuestamente era el señor y propietario de los bienes y para quien iban dirigidos en su disfrute. Bienes y ganancias que, resulta evidente, disfrutaban “a posteriori” los componentes de la casta sacerdotal. Una casta sacerdotal de tipo hereditaria . El templo principal de la ciudad, junto con el sumo sacerdote, constituían el centro de poder de las teocracias mesopotámicas. No existe otra explicación para sus rituales y liturgias que no sea el control y organización de los medios de producción y su mano de obra.
Dicho esto y como colofón, sería lógico dejar de lado cualquier explicación esotérica a cualquier texto, representación artística ó hecho constructivo, en relación a la cultura mesopotámica e incluso con respecto a otras, que puedan hacernos entender esa maraña inmensa que pulula por la red de “magufos”, “pseudocientíficos”y demás sinvergüenzas, que lo único que pretenden es utilizar unos métodos de captación de adeptos, en aras de su control tanto ideario como económico, y que como hemos podido sobreentender, son tan antiguos en sus comportamientos como la propia sociedad humana.
Referencias:
“La Mesopotamia Arcáica: Sociedad y Economía en el amanecer de la Historia” Nicholas Postgate (1999)
“The cults of Uruk and Babylon:The temple ritual texts as evidence for Hellenistic cult” M. J.H. Linssen (2004)
Imágenes:
https://lampuzo.wordpress.com/2011/05/21/el-templo-blanco-de-uruk-estructura-funciones-y-rituale/