Los masones búlgaros y el rescate de los judíos en Bulgaria
Spas Tashev
La filosofía de las artes marciales está profundamente conectada con la historia alegórica de la tormenta y dos árboles. Uno de ellos era firme e inicialmente no cedía a la presión, pero con la cada vez más fuerte tempestad de repente se rompió. Completamente diferente fue el destino del otro árbol que era flexible. Se encorvaba bajo la presión de la tormenta, pero finalmente sobrevivió.
Algo similar ocurrió en Bulgaria durante el conflicto más sangriento de la historia de la humanidad – la Segunda Guerra Mundial. El resultado es de tres hechos únicos en la historia del mundo, que están directamente relacionados con la masonería búlgara.
Es bien sabido que el régimen nazi en Alemania persigue no sólo a los judíos, sino también a los masones. Durante la Segunda Guerra Mundial, este tratamiento se extiende a todos los países europeos bajo el control de Hitler. Se estima que en total en Europa fueron asesinados por los nazis entre 80.000 y 200.000 masones. Una excepción a esta trágica realidad es Bulgaria.
En los años 20 y 30 del siglo XX, los masones búlgaros están detrás de la idea de la unidad europea y los valores democráticos. Por ejemplo, todos los hombres de la junta directiva de la Unión Paneuropea en Bulgaria que apoya a la idea de una Europa unida, son masones. Antes de la llegada de Hitler al poder en Alemania, la revista masónica búlgara “Zarya” (“Iluminación”) en 1930 escribió que “el fascismo, negando el liberalismo y la democracia, no podía simpatizar a la masonería”. Cuando la Segunda Guerra Mundial estalló, la posición de los masones de Bulgaria está en línea con “el llamamiento a todas las personas honestas y buenas”, aprobada por el Congreso de la Masonería en Basilea.
MVR ot 1940 g za masoni v Plovdiv
Los masones búlgaros observan con preocupación el conflicto en Europa. En 1940 y 1941, Bulgaria se enfrenta al dilema de oponerse a Hitler y ser aplastada, como ocurrió con todos los países de Europa que fueron obstáculo en su camino durante este período, o aceptar la invitación para unirse a los nazis al Pacto Tripartita. La primera opción significaba una destrucción segura y con muchas víctimas entre la población. La segunda opción permitiría mitigar la presión nazi y la posibilidad de evitar el accidente.
Los estadistas búlgaros eligen la segunda opción.
Consciente de lo inevitable, la Gran Logia de Bulgaria decidió entrar en “Sueños” en 1940, por lo que antes de la llegada de las tropas nazis a Bulgaria el 1 de marzo de 1941, la Masonería en Bulgaria no existe formalmente. Resultado de ello, fue el primer fenómeno, es decir, que ninguno de los 500 Masones en Bulgaria fuera perseguido durante la Segunda Guerra Mundial. Por otra parte, la composición del Gobierno de Bogdan Filov, formado el 15 de febrero de 1940, era completamente masónica, incluyendo sus 7 ministros.
Rey Boris III con judíos búlgaros
He aquí el camino masónico de los ministros que han jugado un papel clave en la determinación del destino de los Judíos de Bulgaria.
El Primer Ministro (Presidente del gobierno) Bogdan Filov fue iniciado en la Logia “Federico el Grande” en Berlín, Alemania. Como un masón alemán, Bogdan Filov en 1924 visita la Logia de Sofía “Svetlina” (“Luz”). Manteniendo contactos con los masones alemanes ha tomado conciencia de la persecución de la masonería por los nazis. Es Presidente del Penn Club búlgaro en 1938-1941, prohibido también por los nazis.
El Ministro del Interior, Petar Gabrovski tiene largo camino masónico. En 1925 recibe el grado de maestro en la Logia “Zora” (“Aurora”). En 1930 participó en el Congreso Masónico Internacional en Bruselas. En 1934 fue elegido para maestro de la logia “Zora”. El mismo año lee su obra “Impresiones de Yugoslavia”. En 1935 fue reelegido como maestro de “Zora”. En 1937, entro en sueño masónico. Fue miembro del Rotary Club (Club Rotario), prohibido por los nazis.
El Ministro del Exterior Ivan Popov es delegado de la Logia “Sgovor” (“Concordia”) al Gran Congreso Masónico en 1931, fue propuesto para garante de paz ante la Gran Logia de Rumania. Miembro de la junta directiva de la Unión Paneuropea, apoyando la idea de una Europa unida y democrática.
En 1941 en Bulgaria entra en vigor la Ley de Protección de la Nación, impuesta por Alemania y que persiguió no sólo a Judíos de Bulgaria, sino también a los masones. Lo curioso fue que la Ley de Protección de la Nación se hizo bajo la supervisión personal de Nicola Gabrovski y fue aprobado por todo el gobierno búlgaro.
La ley no fue copia directa de las leyes nazis de Nuremberg, pero en algunos casos se observan diferencias significativas. Con esta ley en Bulgaria fueron cerradas Penn Club, Rotary Club y otras organizaciones internacionales.
El hecho de que estas organizaciones fueran cerradas por los representantes del Gobierno búlgaro, quienes al mismo tiempo fueron sus miembros e incluso dirigentes, indica la presencia de un diseño particular. Por ejemplo, el masón y consejero real Lyubomir Lulchev escribe en su diario la siguiente opinión del Rey Boris III:
“He retrasado mucho y no querría que nosotros también hiciéramos esto, pero ahora cuando ya lo tengan en Rumania, Hungría e incluso en Francia, he decidido que es mejor que lo hagamos nosotros voluntariamente, antes de que nos lo impongan. Esto, por supuesto, es mejor, pero que sea justo y que se cierre la puerta para la arbitrariedad”.
Durante el interrogatorio en la Corte popular, el Ministro del Interior Petar Gabrovski ha dicho: “Sin embargo, he elaborado la ley no como la querían los alemanes, al mitigar muchas cláusulas”. La expresión de esta tendencia puede encontrarse en hallazgo casi universal de que en 1942 la Ley de Protección de la Nación casi no se aplicaba a los Judíos de Bulgaria.
Esto es lo que informó la Legación Alemana en Sofía el 8 de febrero de 1943 a la Administración imperial principal de seguridad: “El gobierno de Bulgaria emitió una orden secreta, según la cual todos los Judíos que vivieran en un matrimonio mixto… no estaban obligados a llevar un distintivo judío y tolerar esta situación en silencio… en los círculos gubernamentales de alto nivel, incluso el Consejo de Ministros, no tiene intención de cumplir estrictamente con el uso del distintivo judío”.
B Filov i saglasie za konvoy za Palestina 1942
Al final de 1942 las cosas cambiaron radicalmente. Alemania fue derrotada en el norte de África y la amenaza a los nazis por la invasión aliada de los Balcanes es muy real. En estas condiciones, al comienzo de 1943, Alemania decidió tomar los Judíos ciudadanos yugoslavos y griegos que vivían en el territorio de Tracia y Macedonia, administrados por Bulgaria.
Su supremo soberano en tiempo de la guerra fue Berlín en base a capitulaciones firmadas con Yugoslavia y Grecia en abril de 1941. A tal efecto, a Sofía fue enviado Theodore Dannecker como apoderado especial alemán.
Dannecker se reúne con Alexander Belev, jefe del Comisariado de Asuntos Judíos y graduado nazi, quien por propia iniciativa trata de disimular el destino de los judíos de Bulgaria y al principio se ofreció a dar a Alemania 8500 Judíos de Bulgaria. Por lo que hace una falsificación del protocolo firmado y así trató de engañar al gobierno.
Este iba a ser el destino de todos los 48.000 Judíos de Bulgaria de acuerdo con las decisiones de la Conferencia de Wannsee a principios de 1942.
El 9 de marzo de 1943 comenzó el arresto de 8.500 judíos súbditos búlgaros, junto con los Judíos súbditos yugoslavos y griegos que tuvieron que ser entregados a las autoridades alemanas y deportados.
En este momento crucial dos masones búlgaros, el Metropolita de Sofía Stefan y el Metropolita de Plovdiv Cirilo actúan con decisión. El Metropolita Cirilo visita a los judíos detenidos y les dijo que iba a acostarse sobre el ferrocarril delante del tren o si eso no funcionaba, iría con ellos a los campos de concentración nazis.
El Metropolita Stefan se reunió personalmente con el Rey Boris III. La reacción del público fue de recurrir a la ayuda de uno de los líderes de la “Hermandad Blanca”, masón y real consejero personal Lyubomir Lulchev. Se presiona a Petar Gabrovski. Las consecuencias de esto fueron registradas en el informe del Comisionado Belev, donde:
“el levantamiento de los judíos de los viejos territorios se canceló. En algunas zonas las autoridades locales previeron el levantamiento con 24 horas antes de recibir la orden para detener las medidas de deportación”.
De la jerarquía estatal sobre el Comisionado Belev hay sólo tres personas que pueden cancelar a la deportación: el Ministro P. Gabrovski, el Primer Ministro B. Filov o el rey Boris III. Los dos primeros son masones, y el rey fue conocido por su ambiente masónico.
Este hecho nos lleva al segundo fenómeno en la historia de la Segunda Guerra Mundial – ninguno de los 48.000 Judíos de Bulgaria fueron entregados a Alemania independientemente de la presión, salvándose así todos ellos.
Durante todo el período de la guerra, el gobierno búlgaro y el palacio real se mantuvieron en contacto con el Nuncio Apostólico Angelo Roncalli (el futuro Papa Juan XXIII), del cual también existe información que fuera masón. Por las misiones diplomáticas de Bulgaria en Europa se emitieron visas búlgaras a 15.000 judíos de Europa y por lo tanto también se salvaron.
Eichmann Trial, The News and Courier, May 22, 1961
Esto es lo que escribe sobre este hecho la policía secreta nazi. El 17/02/1942, el jefe de la inteligencia exterior alemana informa sobre el círculo masónico del rey Boris III:
“Se conocen las conexiones masónicas de varios ministros presentes. Por otra parte, el Primer Ministro Filov presidió el Penn Club búlgaro desde 1938 hasta su cierre que se produjo recientemente. Los Ministros Bozhilov, Zagorov y Gabrovski fueron miembros dirigentes del Rotary Club, que también fue cerrado recientemente. Recientemente en una visita, el Ministro del Exterior Ivan Popov, quien es masón, y cuyo sentimiento de amistad con Inglaterra y Francia es conocida, dijo al director del Banco Nacional Toshev, quien también es anglófilo y lángaro desde el punto de vista político, que para él era cierto que Alemania perdería la guerra”.
Es interesante otro documento nazi del 28 de noviembre de 1942 que informó que “el Ministro del Interior Gabrovski… mantuvo un discurso de media hora tranquilizando a los Judíos… Declaró entre otras cosas a los judíos que no debían preocuparse y que el gobierno había tomado todo lo que se necesitaba para superar lo peor.
Él se puso de pie en la puerta del Ministerio y acepto personalmente las solicitudes de los judíos… Al día siguiente, el Ministro del Interior Gabrovski prohibió a la prensa búlgara publicar información sobre la cuestión judía… Se razonó que la cuestión judía estaba arreglada en Bulgaria y la gente no estaba satisfecha con las medidas en contra de los judíos.
El Ministro del Interior Gabrovski hizo varias veces alusiones al Comisionado de Asuntos Judíos Belev en el sentido de que el Consejo de Ministros y el Palacio real querían hasta cierto punto suavizar las medidas en contra de los Judíos”.
La hazaña realizada por Bulgaria tiene su precio. En su testimonio ante el juicio en Jerusalén en 1961, el organizador del Holocausto Adolf Eichmann dijo:
“Bulgaria saboteaba las órdenes de los alemanes y jugaba un complejo juego de engaño y astucia para salvar a los Judíos, demostrando en esto milagros de verdadera valentía… Los alemanes tenían entendido que el Rey Boris es el principal responsable de mantener a salvo a los Judíos de Bulgaria y es razonablemente seguro de que los agentes de inteligencia alemanes lo mataron”.
Debería mencionar un dato más. En agosto de 1944 el gobierno búlgaro dirigido por el primer ministro Ivan Bagryanov (1 de junio de 1944 a 2 de septiembre de 1944), quien también fue masón, derogó las medidas antijudías. En esta ocasión, la Legación Alemana en Sofía informó el 25 de agosto en Berlín que:
“el Consejo de Ministros de Bulgaria decidió cancelar todas las restricciones de la Ley de Protección de la Nación, en referencia a Judíos. El Comisariado de Asuntos Judíos se disolvió de inmediato”.
Spas Tashev con el Rey de Bulgaria Simeon II
En el rescate de los Judíos de Bulgaria, sin embargo, hay un tercer fenómeno.
Dos de los salvadores son clérigos de alto nivel. El Metropolita de Sofía Stefan en 1945 fue elegido exarca búlgaro. En 1948, el régimen comunista en Bulgaria lo reprimió, obligándolo a dimitir y fue enviado al exilio hasta su muerte en 1957. En 1953, el Metropolita de Plovdiv Cirilo fue elegido Patriarca.
Así, dos consecutivos líderes de la Iglesia Ortodoxa de Bulgaria eran masones. Este hecho también es único en la historia del cristianismo.