EL PELÍCANO INICIÁTICO
El Pelícano como símbolo iniciático masónico.
Nos invita a penetrar en unos aspectos y en unos misterios que escaparán siempre a nuestro espíritu conceptual.
¿Es un signo de desesperación ante nuestras limitaciones?
¡En absoluto! Es incluso exactamente lo contrario. Dado que nuestro espíritu es limitado, vayamos más allá de estas limitaciones, a sabiendas de que el misterio seguirá siendo misterio para nuestra mente. Pero es posible vivir el misterio, y eso es lo que importa. Nadie jamás podrá explicar la vida y sin embargo, bien que la vivimos.
¿Qué te dice el Pelicano?
Ha sido símbolo de la Candad. Pero al pronunciar este vocablo, tengo la impresión de estar diciendo algo hueco, vacío.
Aunque la palabra ha sido vaciada de su sustancia, la realidad iniciática permanece. Daremos el rodeo necesario para ir más allá de la palabra.
El Pelicano... es sobre todo uno de los más antiguos símbolos de la Humanidad. Lo conozco gracias a los Textos de las Pirámides, el ritual de resurrección de los faraones del Imperio Antiguo. El mago se dirige a la Tierra. Le suplica que se trague los monstruos que ella ha producido porque la majestad del Pelicano ha caído en el agua. «¡Atrás! grita el mago ante una serpiente que aparece,¡escóndete! ¡No vengas al lugar donde yo estoy, huye, repta!» La majestad del Pelícano ha caído al Nilo.
¿Cómo interpretas estos extraños relatos?
El pájaro cae en las aguas y se ahoga: es el dios Osiris asesinado por su hermano Set. Este le había pedido, durante un banquete, que se tumbara dentro de un féretro a fin de comprobar si era realmente tan grande como se decía. Osiris aceptó. Apenas estuvo echado, Set y sus acólitos echaron el cerrojo a la tapa y arrojaron el féretro al Nilo.
Un Nilo que no es el río terrenal.
No, el río que daba vida a Egipto y hacia fructificar su tierra no era solamente un curso de agua, Reflejaba el río de lo alto, la Vía Láctea, Así los egipcios poseían, al alcance de la mano, un depósito de energía procedente del cielo.
Según tú. Arrojar el Pelicano a las aguas equivale a lanzar a Osiris prisionero en los cielos. Esta caída no es una muerte, sino un paso indispensable hacia una regeneración.
Recuerdo otro texto grabado en los sarcófagos del Imperio Medio egipcio. El mago se identifica con el Pelícano que acaba de alimentar a su nidada con su propia carne. Lo extraordinario es encontrar la misma leyenda tantos siglos después, en la Edad Media.
El tiempo y los profanos tratan de hacer desaparecer la nidada del Pelicano. A veces se dice que es un pájaro indigno, que masacra a su propia descendencia. Calumnia y mentira no pueden nada contra la auténtica naturaleza del Pelicano.
¿Una naturaleza regia? ¿Cómo lo sabes?
Conozco un texto que dice: «El Pelicano es la madre del Rey, y el Rey es su hijo». La madre del Rey es la diosa del cielo que da a luz cada día a las estrellas. En el momento de su muerte, el faraón abandona la Tierra y se convierte asimismo en una estrella. El hombre regio es el ser en plenitud, que recibe su función de la Madre universal, fuente de vida. Pero
¿Cómo relacionas entre si todos estos elementos?
El Pelicano es Osiris, Es también el cielo, la madre del Rey. Además, el nombre egipcio del Pelícano es el mismo que el de las Enneadas. El grupo de los nueve grandes dioses creadores que son responsables del destino del universo. Cuando el Pelicano habla y profetiza, se nos dice, aparece la Unidad, las fronteras se juntan, las orillas se unen. Hay otra escena extraordinaria que se nos cuenta en los Textos de las Pirámides. Tras haber llegado a percibir los secretos del Pelícano, el faraón canta su alegría. Dice que las puertas del cielo y de la Tierra están abiertas para él. Que las cerraduras del Dios-tierra están abiertas para él, que la bóveda celeste también lo está. El que lo retenía lo ha liberado, la boca del Pelicano se ha abierto para él y le ha dejado salir a la luz del día para ir allí donde se le antoje.
Es un momento esencial del ritual el que tú evocas así. Hasta ahora, el constructor, cuya aventura es idéntica a la del faraón, era conducido por un brazo amigo. Ahora, gracias al Pelicano, adquiere una completa autonomía en el interior del templo.
¿Por qué algunas leyendas hablan del Pelicano en términos peyorativos?
Por ejemplo, se dice que equivale al insensato o al imprudente. En electo, por más que sea capaz de depositar huevos enteros en lugares bastante elevados, como el resto de los pájaros, no lo hace, sino que abre un hoyo en la tierra y deposita en el sus crías. Los cazadores, sabedores de esto, ponen allí estiércol seco de buey y le prenden luego. El Pelicano, al ver el humo, no piensa más que en apagar el luego por medio de sus alas, pero lo único que consigue haciendo esto es. Por el contrario: avivarlo más aún. De modo que se le queman las alas. Entonces se vuelve una presa fácil para los cazadores. Por dicho motivo los sacerdotes no tienen costumbre de comer de él. Saben que el Pelicano entabla esta lucha por sus crías. Pero los profanos sí que se lo comen, al considerar que el Pelicano combate de una forma irreflexiva.
Tú mismo te has respondido a tu pregunta. Los «sacerdotes» saben, los profanos juzgan. Has de saber que se combate al Pelicano porque los misterios que transmite provocan en algunos unos celos enfermizos. En la Biblia, aquel que se lamenta ante Yahvé. Sumido en la más negra aflicción, se compara a un Pelicano del desierto. Sus días se desvanecen como humo, sus huesos se tuestan como en un horno, su corazón se deseca, pues se olvida de comer su pan, A fuerza de gemir su llanto, se le pegan los huesos a la piel.
¿Es preciso pasar por tales padecimientos, por una desesperación semejante?
Los grandes misterios no admiten ni a los cobardes ni a los temerosos. Si pasas por ellos, pide la respuesta al Pelicano. Es el único en poder sacarte de tu angustia. El, el Pelicano, que mata a sus crías y las llora durante tres días antes de herirse a sí mismo. Entonces, las vivifica rodándolas con su propia sangre. El Pelicano actúa así porque sus crías, por las que siente un inmenso amor, le han herido en el rostro. El Pelicano no soporta el ultraje. Mata, y hace revivir.
¿No se comparó el rey David a un Pelícano?
Siempre el tema regio. En las leyendas, unas veces es el padre Pelicano, otras la madre, quienes derraman su sangre sobre las crías para resucitarlas.
Tú mismo, ¿no has ofendido e insultado al Creador?
¿Yo... en qué circunstancias?
Adorando a la criatura en vez de al Creador, interrogando a la manifestación en vez de dirigirte a la causa. Recuerda la aventura del caballero Bohort que vio un pájaro blanco como la lana llegar volando con la mayor rapidez posible y posarse en un árbol. Una vez allí, el pájaro, viendo a sus crías totalmente frías, muertas en su nido, comenzó a dar muestras de un gran dolor. A continuación, con su agudo y cortante pico se hirió el pecho tan cruelmente que empezó a manarle la sangre. Los pajarillos, bañados por la sangre caliente, retornaron a la vida, mientras que su padre expiraba en medio de ellos.
¿Por qué tiene que morir el padre para que vivan sus hijos?
Santo Tomas de Aquino decía que el buen Pelicano era Cristo Nuestro Señor, lavando la impureza por medio de una sangre de la que, una sola gota, hubiera podido salvar al universo entero de todo pecado. Tú eres hijo de este mundo, llevas sus heridas. El que te conduzca a la iniciación está obligado a darte su energía. El Pelicano, figura de Cristo y de la Resurrección, simbolizaba también la resurrección de Lázaro. Nuestro Hermano Dante comprendió, como cada uno de nosotros, las palabras de Beatriz hablándole de San Juan: «Este es el que descanso sobre el pecho de nuestro Pelícano y este fue el que desde lo alto de la Cruz fue elegido para la gran misión».
¡San Juan Evangelista! Alude usted a él a menudo.
Los dos Juanes, el Bautista y el Evangelista, son dos aspectos de una misma función. El apóstol del Verbo no ha sido puesto sin motivo en relación con el Pelícano. Ya sabes que sirvió de modelo para los Maestros de Obras.
¿Y la alquimia? ¿No habla del Pelícano?
El Pelicano es símbolo de la piedra filosofal que se multiplica sacando su tuerza de sí misma, a semejanza del pájaro que abreva la nidada en su propia sangre. La alquimia le permite al constructor «multiplicar» sus percepciones mediante la ofrenda de lo que hay de mejor en él.
Pero ¿qué significa realmente este sacrificio? Hablar de sacrificio hoy en día es poco menos que provocador.
Todo el mundo quiere tomar, adquirir, pero es raro encontrar a seres que acepten la idea misma de un sacrificio.
Para el futuro constructor, como puedes figurarte, la ofrenda de uno mismo a una obra es el don más exaltante. En cuestión de un instante, el que realiza el sacrificio hace acopio de las energías dispersas. En mi opinión, el hecho de colocar una víctima en el altar. En las antiguas religiones, no revelaba ningún sadismo. Se intentaba sacralizar la materia. En Extremo Oriente, cuando el fiel depositaba una flor a los pies de una estatua divina, llevaba a cabo un sacrificio. No es la flor la que interesa al dios, sino su perfume, su calidad impalpable e imponderable.
Sacrificarse, siguiendo el ejemplo del Pelícano, te resitúa en la unidad del ser. La lamosa «vía de las obras» del cristianismo medieval, degradado en las «buenas obras», consiste en tratar de convertir en sagrado lo que hacemos, en «vivir en el Padre», según la máxima hermética.
¿No radica el peligro en reducir el sacrificio a una escena teatral en la que el alma se deseca y encoge?
Por eso es por lo que el trabajo de nuestros padres y el nuestro actual reposan sobre un conocimiento y una práctica de los símbolos. Cuanto más vive el hombre este conocimiento, menos formalista es. Más se sacrifica en espíritu. Mi amigo Griaule, tras largas entrevistas con un sabio africano de la tribu de los Dogon, oyó que decía las siguientes palabras: «Las tuerzas del sacrificio penetran en el hombre, pasan por él y vuelven a salir». Entre los hombres hay un intercambio continuo, un movimiento incesante de flujos invisibles. Y es necesario que así sea para que perdure el orden universal.
Sacrificarse, para mí, no es mortificarse sino vivir intensamente.
El verdadero sacrificio es un movimiento continuo de las vidas que ascienden de la Tierra al cielo y que descienden del cielo a la Tierra.
¿La escala de Jacob?
Sí. Delante del patriarca maravillado que erige un altar, los Ángeles recorren sin cesar esta escala en uno y otro sentido.
¿Qué le ocurriría a quien se negara al sacrificio en esta fase de la iniciación?
Abandonaría su existencia a la tempestad de los acontecimientos y perdería las riendas de su propio pensamiento. Los antiguos iban muy lejos en esto al afirmar que ofrecer un sacrificio es nacer de verdad. El que no hace sacrificios no ha nacido aun.
¿Qué hay al final del sacrificio?
El que espere algún beneficio personal en el camino de su iniciación, el que persiga una gloria pasajera o unos honores cualesquiera, traicionará el espíritu de sacrificio. El Pelícano no vuelve a dar el aliento vital a sus crías con el fin de recibir ninguna felicitación, sino de hacerlas renacer. Solo las acciones que tienen por razón de ser el sacrificio no atan. El Pelicano ama por amor al Amor, crea por amor a la Creación, sin ninguna otra justificación.
En casi todas las escenas, he observado que las crías del Pelicano son en número de tres. ¿Un número esencial, dentro de la perspectiva iniciática?
El Pelicano es a sus tres crías lo que el Maestro a las tres virtudes cardinales, la Fe, la Esperanza y la Caridad. Ellas son los tres vértices del triángulo sagrado que se formaba con la cuerda del agrimensor.
Me está usted orientando así hacia la Geometría, la ciencia noble por excelencia. Es ella la que permite levantar los planos de la catedral. Ahora bien, la primera figura geométrica es el triángulo, el espacio del Tres.
El primer brote creador es ternario. Las tres virtudes son los pilares de la arquitectura sagrada y de la arquitectura interior de cada iniciado.
Las palabras, una vez más. Me incomodan. La Fe, por ejemplo...
Conviértete en Pelicano. En tu progresión hacia el conocimiento, vive ese momento en que no buscas ya respuestas racionales a tus preguntas. Capta, de una manera vital, lo que es.
Entonces, vivirás la Fe iniciática. Tu Fe es una certidumbre que no comprendes y que no comprenderás jamás, puesto que es inteligencia del corazón, más allá de toda comprensión mental. Es una función del pensamiento que nuestra civilización desarrolla escasísimamente.
Esta Fe. ¿no es ante todo una fidelidad?
Sí. si consideras esta fidelidad como la puesta en práctica del Verbo que te ha sido revelado. La irradiación que te llega de la comunidad no te pertenece. Esfuérzate en dejarla pasar a través de ti, se fiel a ella no oponiéndole ninguna pantalla opaca.
Vivir la Fe es abolir la distancia entre el iniciado y el conocimiento.
Es también reconocer a tu Hermano y actuar de manera que tu Hermano te reconozca a ti. En todas tus acciones, aprende a no contentarte nunca con nada, a no detenerte en nada. No habrá para ti, en tu vida iniciática, ninguna parada de ningún tipo. No la ha habido jamás para ningún iniciado, por más lejos que haya llevado su perfeccionamiento.
Esta Fe iniciática es un dinamismo de una increíble potencia.
Su secreto es el conocimiento. Nace de la transmisión que se efectúa entre la cofradía de los constructores y el postulante. Maestro y discípulo están ambos en ti. Es por medio de la audición como accederás a la Fe. Tu oído será el canal de tu verdad interior que te abrirá también a la verdad ajena, a su Fe.
¿Y la Esperanza? La siento como una voluntad de vivir, una certeza de que la condición humana siempre puede mejorar.
No confundas la Esperanza con la confianza. La Esperanza es un movimiento sin principio ni fin, el «motor» que te obliga a renovarte sin cesar.
¿No se ha identificado la Esperanza con el aliento de Dios que, cualesquiera que sean las
circunstancias, pasa a través nuestro?
Un aliento semejante nutre tu inteligencia del corazón. No hay ninguna necesidad de esperar para emprender algo, ni tampoco de tener éxito para perseverar. Nuestras esperanzas a veces se vienen abajo, nuestros logros y nuestros éxitos son arrumados. No importa. La Esperanza es la apertura de las puertas bien cerradas. Vivimos unos tiempos en los que se reniega de los hombres que se consagran a la vida del espíritu, se les juzga como mutiles, como algo secundario. Padecemos esta época. Pero tenemos asimismo la suene de vivirla en el momento en que el espíritu renace, modelado por la Esperanza.
¿Por qué el amor a lo sagrado no está siempre presente en nosotros, sea la época que sea?
El fuego de este amor es la Esperanza. El constructor iniciado se somete a la voluntad creadora dejándola pasar a través de él.
En el fondo. Quien carece de Esperanza no percibe la necesidad de su cumplimiento iniciático.
Quienes se realicen por medio de la iniciación, quienes tengan a la Esperanza por ley e inteligencia, a ésos se les mostraran maravillas. Verán un mundo ahora invisible, verán un tiempo que está todavía oculto para ellos, un tiempo que no les hará envejecer.
¿Se abre la Esperanza a la Caridad?
Otra vez nos encontramos con esta extraña palabra. Ha hecho falta toda esta larga andadura para darse cuenta de lo que es la Candad iniciática. Una de las nociones más deformadas, más bastardeadas a lo largo de los siglos.
En líneas generales, el término no designa ya, en nuestros días, más que obras pías.
Al pedírsele al iniciado: «No te niegues a echarle una mano al desconocido que mortalmente necesitado se acerca a ti», no es una simple obra piadosa lo que se invoca.
¿Conoces el sentido originario del término «caridad»?
Creo que la palabra proviene del latín carus, «caro, de alto precio, a lo que se atribuye un gran valor». El termino latino deriva a su vez del griego ágape, es decir, el amor fraternal, el amor divino. Los primeros cristianos llamaban ágapes a sus banquetes rituales.
Los banquetes iniciáticos de hoy día son siempre unos ágapes. Es uno de los momentos más importantes del itinerario iniciático. Para tomar parte en el banquete, libérate de las riquezas mal ganadas que atan a su poseedor. Prepárate para la «beneficencia» del banquete, para el Bien Hacer.
En el momento del banquete, la Candad reina sobre los hermanos reunidos.
¿Comparten también sus adquisiciones iniciáticas. Sus progresos en el camino?
Ofrendando nuestro fuego interior al fuego interior ajeno, hacemos un verdadero don.
¿Por qué se decía, en la Edad Media, que la Caridad era la virtud suprema?
Porque permitía al constructor entrever la importancia de la maestría futura, vivir las palabras del Maestro Eekhart: «No debes desear nada a cambio de tus obras: si así actúas, tus obras serán espirituales. El que no se busca a sí mismo, el que no busca nada, sino que únicamente piensa en el cumplimiento de la Obra y en la gloria de la Obra, ese esta en verdad en total disposición y liberado de todo mercantilismo en sus obras, no busca ya en lo más mínimo su propio provecho».
¿No tiene esta Caridad ninguna relación con la pobreza?
Dios se dirige al pobre de iniciación y de espíritu, a aquel que acusa a tal punto su miseria que apela al Conocimiento con todas sus tuerzas.
¿Es la Caridad signo de una conversión hacia la luz?
Es la ley del Maestro. Es la caridad la que mantiene la cofradía unida. Cuando el sol se pone por el oeste en medio de un resplandor de colores, cuando baña con sus rayos los muros del templo, de la catedral o del monasterio, se manifiesta lo divino en la serena alegría de los hombres atemos a su presencia caritativa.
Tres virtudes, la Fe, la Esperanza, la Caridad,,, siempre el Tres.
¿Por qué la presencia continua de este número a todo lo largo del camino?
Tres contiene todas las dimensiones posibles del Cosmos, en la lengua jeroglífica, tres es el símbolo de la multitud infinita de los seres y de las cosas, agrupadas en una coherencia. Si queremos decir, por ejemplo, que un personaje reúne el conjunto de las cualidades necesarias para un trabajo, se le atribuyen tres. Si se quiere representar la totalidad de las especies de peces, se dibujan tres.
Cuando Dios crea cada día el cielo y la Tierra elijo Fierre De loeuvre, da tres pasos.
¿Tres pasos que el iniciado debe dar también?
La primera superficie de la iniciación está definida por tres lados. No podemos comprender la unidad más que por esta superficie compuesta de tres elementos. -Plutarco hablaba del triángulo creador, en el origen de la vicia. Este estaba formado por Osiris. La perpendicular que vale Tres, por Isis, la base que vale Cuatro, y por Horus, la hipotenusa que vale Cinco.
Dios es Uno en tres. Tres esta por todas partes para quien sepa ver.
La famosa trinidad Padre. Madre e Hijo no es debida en mi opinión al cristianismo. Para los egipcios, Shu, el dios del aire, es el primer principio que da la vida: su esposa, Tefnut, diosa de la humedad, lo recibe y hace reverdecer la naturaleza. Osiris, en tanto que dios hijo, tiene por misión salvar a los hombres por su pasión.
El Pelicano y sus crías simbolizan la unidad divina que da origen al Tres.
¿No tiene su importancia el mismo huevo del Pelicano?
En algunos mosaicos, como el de Treves, los artesanos representaron un altar en el que ha sido depositado un huevo que contiene unos trigéminos, la exaltación alquímica del Tres. Esto corresponde a la triple acción del Maestro de Obras, que debe concebir el plan del Templo, dirigir a los trabajadores de la obra y participar personalmente en la construcción.
¿Aprende el iniciado poco a poco a practicar un pensamiento «ternario»?
Ejerce este pensamiento en cualquier ámbito de la actividad humana. Los antiguos sabios gustaban de adoptar formulas ternarias para transmitir su experiencia, ¿Recuerdas las palabras de Lao Tse impartiendo los principios de la creación y del trabajo?: Crear sin poseer nada. Trabajar sin retener Producir sin dominar.
En la Edad Media, se creía que el mundo era conservado por tres fuerzas. La primera es la que concibe, la segunda la que contempla, la tercera la que ama.
Son propiamente las tres tuerzas que sostienen a una comunidad iniciática Elijo Fierre Deleuvre.
El constructor adopta, al mismo tiempo, tres posiciones: con el pensamiento se sitúa por encima de lo fenoménico; con su humanidad, en el devenir: por último, con sus obras, se sitúa como «producto» final de la creación. Pero ha llegado el momento, para ti, de pasar por la prueba del Fuego.
El Fénix es inseparable del Pelicano, me dijo Fierre Deloeuvre. Representa una nueva etapa esencial.
He encontrado el Fénix en Egipto, en Grecia, en la Edad Media, en el Islam, incluso en China.
¿Cuál es la leyenda del Fénix en Egipto?
En el momento en que el Kilo inundaba la tierra de Egipto, se veía un maravilloso pájaro con la cabeza adornada con un copete. Al alzarse el sol. Se elevaba fuera de las aguas primordiales, como había hecho en la primera mañana del mundo. Su ciudad de elección era la Ciudad del Pilar, la que los griegos llamaron Heliópolis, «la ciudad del Sol» y que en la Biblia se denomina On. Una vez allí, se posaba ya sobre el árbol sagrado, un sauce, ya sobre la primera piedra de la creación. El Fénix traía la alegría. Se gritaba por todas partes: «;El Fénix ha regresado1.». Con él, el fulgor del sol tomaba la forma de un pájaro. Asimismo se decía del Fénix que se creaba a partir de sí mismo en el Océano primordial.
¿No es el Fénix un guía?
Sí. Pues abre un nuevo camino en el cielo respondí yo.
En El Libro de los Muertos, el iniciado pide a las estrellas que le abran camino, pues, tras haber entrado en forma de halcón en las moradas subterráneas, ha salido de ellas convertido en Fénix.
Kadyr